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¿Túneles en la Colonia Dignidad?

¿Túneles en la Colonia Dignidad?
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Imagen superior: La foto muestra la publicidad del «Hotel Baviera» que opera dentro de los terrenos de la Colonia Dignidad. Es una vergüenza sin límites, que en las instalaciones, en los terrenos en que funcionó una maquinaria de tortura y muerte, de cientos de compatriotas, opere hoy un hotel, con todos los servicios propios de una tal empresa. En esos terrenos se siguen buscando los restos de cientos de chilenas y chilenos, allí asesinados. ¿Qué dicen las autoridades?

14 de octubre de 2024

El sitio “El Mostrador” publicó el 9 de octubre un artículo que habla del descubrimiento de un nuevo túnel en Colonia Dignidad. Para muchos, eso puede ser una novedad, pero no para quienes conocen la Colonia y que poseen algún grado de experiencia en trabajos en sus terrenos. Basado en esas experiencia, deseo entregar algunos comentarios, que espero sean de utilidad a quien corresponda.

En el mes de abril de 1998 ingresé por primera vez a la Colonia Dignidad, acompañando a Carabineros, que esos días llevaban ya varias semanas ocupando los terrenos de ese enclave alemán en nuestro país. Lo hice formando parte del equipo técnico de mi empresa.

Para mi fue una sorpresa la primera vez que pude ver el conjunto de edificaciones que la componen. Por diversos detalles, cuando se está allí, da la sensación de no estar en nuestro territorio.

Vista aérea de una pequeña parte de los terrenos que pertenecen a la Colonia Dignidad.

Para entender mejor lo que voy a relatar, es conveniente que les relate algunos detalles de ese lugar que conocí a través de conversaciones, a lo largo del tiempo, con diferentes personas. Si hubiera tenido esa información la primera vez que ingrese, seguramente mi conducta profesional habría sido un tanto diferentes.

Según cuentan los lugareños el lugar en que fueron construídos los principales edificios, era una quebrada. Me contaron que cuando los campesinos vieron que los colonos estaban construyendo en la quebrada (ver en la imagen superior: «Zona habitacional», enmarcada en rojo), les dijeron que tuvieran cuidado, pues la quebrada, mientras no llueva, permanece seca, pero en tiempos de lluvia baja por ella gran cantidad de agua, en dirección sur, hacia el río Perquilauquén. (Imagen inferior. La flecha roja muestra el curso que tenía la quebrada, lo cual se puede ver claramente en la imagen anterior)

Cuando uno mira un mapa o una foto aérea del lugar, se da cuenta de inmediato que la afirmación de los campesinos tiene toda lógica. Si pudiéramos conseguir un plano anterior a 1965, podríamos confirmar o desmentir fácilmente esta afirmación, observando el curso de las curvas de nivel.

La cuestión es que los colonos siguieron construyendo sin hacer caso a los comentarios de los campesinos. Y para sorpresa de estos, en poco tiempo, vieron la construcción de edificios y la “desaparición” de la quebrada, la que fue rellenada con piedras y tierra que movieron con maquinaria moderna.

¿Si construyeron, qué fue lo que construyeron en la quebrada, bajo lo que hoy es la superficie por la que caminamos? Infinidad de detalles observados en lo que la gente de Paul Schäfer construyó en los vasto terrenos de la Colonia, permiten aceptar como posible, muchas de las suposiciones que hacen personas que se interesan en lo ocurrido allí o que sufrieron el secuestro y la tortura en sus instalaciones.

La Casa de Huéspedes (Freihaus, la Casa de Schäfer)

A mi llegada, en aquel entonces, nos dirigimos de inmediato a la llamada “Casa de Huéspedes”, la «Freihaus» para los colonos, la casa en que vivía Schäfer, marcada, en la imagen inferior, con una flecha roja. El día anterior, nuestro equipo técnico había detectado allí una anomalía que parecía, a todas luces, de enorme importancia.

Buscando a la rápida, material de aquellos años, para redactar este artículo, encontré este dibujo, generado en aquella fecha, para describir los distintos compartimentos de esa construcción. Es sólo un esquema, no fue hecho a escala, pero se acerca bastante a la realidad. Es probable que la distribución y las líneas externas difieran algo de la realidad de hoy, pero esos posibles “errores” no influyen en este relato, ni en el análisis.

El interior de la construcción tiene en uno de sus costados lo que había sido el dormitorio de Paul Schäfer, y que a la fecha estaba siendo utilizado por Harmut Hopp, el que oficiaba como médico en el hospital que funcionaba en la Colonia Dignidad.

Para mejor comprensión de la experiencia vivida, es necesario contarles que, tanto la sala de estar como la sala del comedor, poseían un piso de parquet de madera, límpido, reluciente, por el cual, al pasar la mano, se sentía como una única superficie. Por supuesto que se veía cada una de las tablillas, con hermosas vetas, pero sin diferencias de alturas, sin rugosidades.

Cerca del extremo poniente del riel, que sirve de guía al muro plegable que se utiliza para separar el comedor del living o sala de estar de dicha casa, junto al pilar, el 20 de abril de 1998 se detectó lo que llamamos «Anomalía en la Casa de Huéspedes«. En la tecnología georadar se llama anomalía a zonas del suelo o elementos en él, que difieren fuertemente con su entorno, ya sea en forma y/o en el material que la componen. En este caso, lo más destacado de la anomalía era la cavidad llena de aire, directamente bajo el piso. A continuación mostramos esa anomalía, la que podría ser utilizada en cualquier manual de la tecnología georadar:

Imagen del 20 de abril de 1998. Comedor de la Freihaus

Esa imagen fue de fácil interpretación para nuestro personal, pues siendo una empresa de ingeniería que trabajaba fuertemente en el mundo de las redes de telecomunicación, agua, electricidad, gas, etc. vimos que lo detectado se asemejaba a la que se obtiene cuando el georadar es desplazado sobre las tapas de las cámaras que se construyen y utilizan en esos tipos de redes, en las veredas o calles de las ciudades. Las líneas blancas y grises que se ven en lo que en el gráfico hemos denominado “zona anómala”, son reflexiones de la señal de la antena del georadar al pasar de la tapa al aire que llena el espacio vacío que se encuentra bajo ella. En este caso nuestro personal pensó que podría tratarse de un acceso, de una entrada, a una instalación subterránea y por esa razón, ese punto, pasó a llamarse, para nosotros, en el trabajo interno de análisis de datos, simplemente, el “Acceso al subterráneo”.

Normalmente, durante el trabajo con georadar en terreno se concentra en la obtención de datos, los que posteriormente son procesados en la oficina, aplicando diversos filtros y postprocesamientos para destacar, resaltar los diversos elementos que se pueden encontrar bajo el suelo. El principal objetivo de este postprocesamiento es determinar si hay allí algo ajeno la subsuelo.

Aquel día, lo que nuestro personal obtuvo en pantalla, hablaba por si solo, sin necesidad de procesamiento. Por ello, la reacción espontánea de nuestro personal, fue muy evidente lo cual alertó al personal de la Colonia que seguía de cerca lo que se estaba haciendo con el georadar, lo que no debiera haber sido permitido. Esto provocó lo que quedaría en evidencia al día siguiente.

A la búsqueda de más información volvimos al lugar el día siguiente, el 21 de abril de 1998. Se preparó el equipamiento y se comenzó el trabajo en la misma área del piso, donde ayer se había logrado esa clara imagen presentada más arriba (File 150). Pero, para nuestra sorpresa, la imagen que se obtuvo, en el mismo lugar, fue radicalmente diferente. Véase la imagen obtenida ese día:

Imagen del 21 de abril de 1998. Comedor de la Freihaus

¡No podíamos creer lo que estábamos viendo!. No lo podíamos creer. En pocas horas nos habían modificado el espacio inspeccionado el día anterior. La anomalía había adquirido características totalmente distintas.

Las caras de preocupación de los colonos, que se vieron en la Casa de Huéspedes el día 20 de abril de 1998, cuando se detectó, lo que nosotros llamamos “Entrada al subterráneo”, cambiaron radicalmente ahora, el 21 de abril. Ahora incluso llegaron a desafiarnos a que rompieramos el piso, pues, según decían ellos, sólo encontraríamos material de relleno, que quedó allí cuando se construyó esa casa.

Es importante decir que los subterráneos en las casas de alemanes constituyen casi una regla, porque allí se pueden almacenar muchas cosas, entre otras, por ambiente fresco y de poca luz, diversos alimentos, conservas, papas, etc. En la Colonia, curiosamente, la única casa que vimos sin subterráneo, es la de Paul Schäfer. O quizás sólo no pudimos abrir su entrada.

Los días siguiente continuamos trabajando en diversas dependencias de la Colonia, pero el incidente de la Casa de Huéspedes no salía de nuestras cabezas y de vuelta a Santiago comenzaron varias semanas de trabajo e indagación en bibliotecastratando de obtener la explicación técnica que explica de forma lógica esa extraña figura que surgió en horas de la noche. Como ingenieros, sabíamos que lo que habíamos capturado el dia 20 de abril era el estado del subsuelo, en un punto de la casa en que vivía Paul Schäfer y que ese estado, ese ordenamiento físico había sido modificado por alguien durante la noche al día 21. Lo que habíamos vivido no era un cuento de fantasmas. No. Era evidente que se habían registrado cambios físicos en el subsuelo en cosas de horas. Y, consecuentemente, «no soltaríamos el hueso» hasta encontrar una explicación técnica a ese hecho, a esos cambios.

Utilizando el software de procesamiento “Radan”, propio de la empresa GSSI, fabricante norteamericano de nuestro georadar, se procesaron los datos innumerables veces, aplicando diversos tipo de filtros y transformaciones, buscando el camino que nos permitiera detectar la estructura original, diferenciándola de las reflexiones (reflexiones son algo así como rebotes hacia la superficie de la señal disparada por el georadar hacia la profundidad del subsuelo. Esto se produce cuando la señal pasa de un medio de propagación a otro diferente), así como las armónicas de la frecuencia de la señal que siempre se producen en estos casos. La imagen “wiggel” que genera el Radan nos mostró -ver la gráfica más abajo- en forma más nítida aún la paradójica figura obtenida aquel día. Los esfuerzos por aclarar el origen y el porqué de esta figura, bajo el suelo de la Casa de Huéspedes de Villa Baviera, nos llevó a aprender muchas cuestiones que más tarde serían claves para continuar en nuestro esfuerzo por lograr lo que buscábamos.

Esta es la imagen «wiggel» de lo detectado en la Casa de Huéspedes:

Por largo tiempo intentamos darle una explicación lógica a esta imagen, sin resultados satisfactorios. Poseíamos el único georadar que había en Chile y por ello, nadie nos podía ayudar. Las repuestas del soporte del fabricante se limitaban al buen funcionamiento del equipo.

Llegar al documento que nos aclaró lo que había ocurrido fue posible por un trabajo de mucha paciencia y muchas horas revisando material técnico que hizo nuestro geofísico, un joven escocés, en la biblioteca de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile. Estas imágenes encierran el secreto de lo que ocurrió aquella noche en Colonia Dignidad:

[A quienes se interesen por las explicaciones técnicas de la respuesta obtenida del paper de Dean Goodman, de la Universidad de California, le ofrecemos el documento completo, en formato PDF, al pie de este artículo.]

Lo que llegamos a comprender, semanas más tarde, es que durante la noche, personal de la Colonia construyó un relleno en el espacio que hasta el día 20 de abril era sólo aire, el espacio hueco, vacío, de lo que seguimos suponiendo era una entrada a un espacio o pasillo subterráneo. ¿Cómo lo hicieron sin afectar  en lo más mínimo el piso?

La limpieza y tersura del piso, en el área de interés, era y seguía completa. Ni a la vista, ni al tacto se detectaba nada. No se advertían ranuras, desniveles entre elementos del parquet que delataran la existencia de una tapa de acceso en el piso. Nada. En ambos días el aspecto fue el mismo.

Con los datos y explicaciones contenidos en el artículo de Dean Goodman nos quedó claro que lo único que pudo hacer el personal de la Colonia, por la noche, fue construir, bajo la tapa de esa entrada al subsuelo que habíamos detectado, un relleno para que, en el caso que la policía rompiera el piso, es decir, el parquet de la sala, sólo se encontrara con cemento y tierra. Es muy probable que hayan armado, desde abajo, una suerte de cono cuadrado, invertido (ver imagen inferior), provocando así que las ondas del georadar rebotaran en sus paredes, probablemente metálicas, generando una reflexión como la muestra Goodman, en la imagen C, de la gráfica superior.

cono cuadrado invertido

Es lógico suponer que se hizo desplazando personal y material a través del espacio o pasillos en el subsuelo, es decir por alguna vía subterránea, lo que confirmaría la existencia de grandes instalaciones en el subsuelo. De esa forma no tocaron la superficie del parquet.

Una anomalía similar en el piso pudimos apreciar en el ocultamiento del acceso al subterráneo descubierto en la Casa de Recepción (construcción a la entrada del predio, desde la cual se controlaba todo el ingreso y salida de personal, vehículos, materiales, maquinarias, etc.). Esa construcción tenía un túnel subterráneo, y que fue inspeccionado por la policía que nos acompañaba. Era un túnel conocido por mucha gente. Pero esa construcción tenía además ventanas, en las cuales estaban montadas unas mallas metálicas, como persinas, que podían dejarse caer, con gran rapidez y facilidad, para proteger al personal que estaba en su interior. La explicación que daban los colonos es que esas medidas fueron construidas para protegerse de los ataques con lanzacohetes que esperaban de los militantes de la Unidad Popular. De acuerdo con lo que nos decían, todas las medidas de seguridad construídas fueron tomadas para protegerse de los ataques que vendrían de la Unidad Popular.

Una tarde, estando en terrenos de la Colonia, se me acercó un joven oficial de Carabineros y me pidió que le tradujera el contenido de una conversación contenida en un casete. Por supuesto, me declaré dispuesto a ayudarle. Caminamos hasta un furgón y subimos a él. El oficial insertó el casete en un tocacinta y comenzamos a escuchar una conversación telefónica entre una periodista y Harmut Hopp, la que a poco de comenzar fue interrumpida por una grabación más reciente. Se escuchaba la voz de un anciano y la voz de Harmut Hopp. Antes de comenzar a traducir, pregunté quién era el anciano y la respuesta me dejó perplejo: Paul Schäfer. Luego de pensar unos segundo le dije: «Yo hago la traducción, si lo autoriza el oficial a carga de esta operación». A los pocos minutos este apareció y subiendo al furgón me dijo: «No hay problema, puede traducir  el contenido». El texto completo de esa grabación puede ser leída aquí: Grabación de la conversación telefónica entre Paul Schäfer y Harmut Hop.

Lo importante de esa grabación, era que el casete había sido tomado del contestador telefónico de Hopp y la calidad del audio era excelente, es decir, no se trataba de una conversación vía telefónica, sino que se realizaba a través de una red interna de la Colonia y en ella, se acuerda un encuentro, entre los que en esos momentos estaban con Schäfer -¿dónde?-  y otros que vendrían con Hopp. Y el lugar propuesto es la «Cocina», uno de los edificios importantes en la Colonia: Es decir, estando la Colonia bajo control de Carabineros, el buscado Paul Schäfer podía moverse dentro de esos espacios y reunirse con «su» gente. Si eso no era tolerado por Carabineros, la única explicación posible es aceptar que existían vías subterráneas entre los diferentes edificios de la Colonia. Para suponer esto, me baso no sólo en lo detectado en la Casa de Huéspedes y la Casa de Recepción, sino en muchos otros indiciones detectados en esta y en otras oportunidades.

Enero de 1999

En enero de 1999, volvimos a entrar, esta vez acompañando a la Policía de Investigaciones. Y en esa oportunidad, en la Casa de Huéspedes (la casa donde vivía Schäfer) obtuvimos la siguiente imagen:

Como se ve, posee casi exactamente la misma forma que se detectó durante el rastreo del 21 de abril de 1998. Pareciera, sin embargo, que los elementos que componen la figura se ven más finos, con trazos menos fuertes. La franja gris que se ve en la boca de la V, en la imagen del 21 de abril de 1998, esta vez no aparece. Las alteraciones que se ven en las dos primeras capas, a nivel del piso, esta vez, enero de 1999, no aparecen. Las capas a nivel del piso se ven continuas. Al disponer de tiempo, pareciera ser que “los dueños de casa” realizaron un trabajo fino.

En esta oportunidad se prospectó practicamente toda la «Casa de Huéspedes» (Freihaus), encontrando múltiples reflexiones. Las zonas en que obtuvimos información que nos parecieron de importancia, están marcadas en la gráfica inferior de color  turquesa. Cerca del punto marcado como «Fuente», en la gráfica inferior, se hizo una perforación, donde se detectaron reflexiones que parecían indicar la existencia de una anomalía, una posible construcción subterránea. Desgraciadamente, el resultado se consideró no exitoso:

 

Nuestra tarea allí era de peritos y como tales pusimos toda la información a disposición de nuestros mandantes. Las decisiones, las órdenes para avanzar más allá de la simple captura de imágenes, debían ser tomadas por la justicia.

Pero además de prospectar la casa de Huéspedes realizamos prospección en diversos otros lugares, en los cuales encontramos zonas de gran atractivo para la investigación, que al revisarlas hoy, me pregunto porque no se atendieron. Toda esa información está contenida en los informes redactados y entregados a la Carabineros y a la Policía de Investigaciones.

Nuestro equipo, por lo visto en terreno y por lo aprendido de otros especialistas, traídos a la Colonia por la Policía de Investigaciones, estábamos convencidos de que avanzábamos hacia los objetivos que perseguíamos, pero nuestras herramientas no eran suficientes. Fue así como surgió la idea de solicitar apoyo técnico de mayor capacidad. Luego de exponer nuestros puntos de vista a los oficiales de la PDI, estos hicieron las gestiones necesarias y fuimos invitados a una entrevista con un alto funcionario de gobierno, donde hicimos entrega de un documento en que describíamos la información que necesitábamos (ver adjuntos: Solicitud de apoyo internacional). Nunca hubo una respuesta.

A modo de conclusión

La tecnología sola, no lo puede todo

Una de las grandes enseñanzas que nos dejó Colonia Dignidad en el uso de tecnología de punta, como el georadar, es que no hay máquinas ni equipos que puedan hacer milagros, encontrar lo que deseamos con sólo darle una orden. Especialmente, cuando se trata de buscar algo oculto, más aún si es con fines criminales, es que nos podemos pasar semanas buscando sin encontrar nada, aunque hayamos pasados a pocos centímetros del objetivo. La ayuda, el apoyo en forma de dato, de comentario, de confesión de alguien que vió lo ocurrido, puede ayudar «a producir el milagro».

Una mañana, luego de trabajar cerca del aeródromo de la Colonia, nos fuimos a trabajar en un espacio situado entre uno pequeño bosque de pinos y un gran pajar. Era un gran galpón, techado, lleno de fardos de paja, con un piso de cemento.

Hicimos las demarcaciones necesarias, para luego tener referencias exactas para el procesamiento de datos y comenzamos a realizar el trabajo de prospección (desplazar el radar en líneas paralelas). Así trabajámos horas, mañana y tarde. La única comida que recibíamos eran unos sandwich y agua mineral. En las pausas, a menudo entablaba conversación con personal de Cabarineros, personal raso. Nacido y criado en una familia humilde, siento cercana a la gente humilde, me siento uno de ellos y eso, siempre, me ha permitido acceder a ellos y ganar confianza rapidamente. Ese día, no fue excepción y cuando estábamos en eso, se me acerco un Carabinero y me dijo que si ibamos a inspeccionar el otro costado del galpon. «¿Por qué?» le pregunté yo. «Por que por ahí se ve el piso algo raro».

Terminado lo que hacíamos fuimos al costado que me habían sugerido antes y ya a la primera pasada se notó algo raro en el subsuelo, anomalía que se fue consolidando con cada pasada. Luego de un postprocesamiento rápido en terreno, pudimos concluír que allí había habido problamente, tiempo atrás, un terraplen, un bajada de unos 2 metros de ancho en dirección al piso del pajar. Esa bajada había sido rellenada para ocultarla, pero el georadar hizo visibles los bordes de ese terraplen mostrando el límite entre dos zonas de tierra, de compactación y composición diferente.

Luego bastaron sacar unas cuantas paladas de tierra junto al borde del pajar para descubrir una tablas que contenían la tierra, impidiendo que esta cayera hacia un gran espacio subterráneo debajo del pajar. Y así se descubrió ese espacio, que pocas semanas despues sería plenamente reconocido y recorrido, incluso con la vista vendada, por varios ex-detenidos políticos en los tiempos de la dictadura.

¿Qué sabía ese Carabinero que me sugirió prospectar ese lado del pajar? ¿Había estado él allí, cuando por ese terraplen bajaban los detenidos, con sus vistas vendadas hacia el espacio subterráneo en que permanecerían detenidos antes de pasar a ser torturados y quizas asesinados? ¿Fue su consciencia la que lo empujó a hacerme el comentario que me hizo?

Que ese pequeño éxito nos sirva a todos para aprender y para sacar las enseñanzas que nos ayuden a seguir adelante con las tareas que tenemos pendientes.

La tecnología avanza

Desde aquellas experiencias han transcurrido 25 años, un cuarto de siglo. Eso, en el desarrollo de la tecnología es mucho tiempo. Los equipos actuales tiene una mayor potencialidad y ofrecen un software mucho más amigable con el usuario que lo que manejábamos en esos años, por lo cual, la información capturada en aquel entonces sólo sería utilizada como refarencia para nuevas prospecciones, permitiéndonos obtener mejores resultados y es probable que se obtuvieran resultados que permitieran a la justicia obtener información para aclarar muchos «misterios» que quedaron en el limbo, en aquel entonces.

La justicia chilena ha avanzado en el uso de la tecnología

Desde un tiempo a la fecha hemos visto como algunos jueces chilenos han ido confiando cada vez más en el uso de la tecnología, se muestran más abiertos a su aprovechamiento, lo cual,sumado a su disposición a avanzar en profundidad en la investigación de los hechos,  ha ido creando condiciones que en el pasado no existían.

En mi opinión, los desafíos planteados por la existencia y operación de la Colonia Dignidad continúan presentando aspectos y detalles sin ser resueltos. Si bien hay bastante información valiosa obtenida en el pasado reciente, aún queda mucha por descubrir, como lo demuestra el último bunker descubierto hace pocos días.

 

Goodman1994

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