Álvaro Ramis, rector de la universidad de Gustavo Gatica: “Piñera es el instigador del odio y la violencia”
por Carolina Ceballos (Chile)
5 años atrás 15 min lectura
12.03.2020
La autoridad académica está cansada. Cotidianamente se pregunta qué otro estudiante de su universidad se verá afectado por la violencia policial, quiere que los responsables se hagan cargo, desea dejar de pasar las noches en distintas urgencias de centros hospitalarios. Apela a que La Moneda cambie de líder, aboga por la paz social, desea otro Chile. Mientras, nos cuenta cómo se prepara la comunidad que tiene a cargo, para recibir al joven que regresó a la Plaza de la Dignidad en medio de los aplausos de la gente.
¿Cómo asumen la inauguración del año académico con dos estudiantes mutilados?
“Gustavo envió una carta que nos hizo sentir muy representados. No podemos volver a una normalidad falsa. Tenemos que reconducir el proceso académico. No bajo los criterios de un año normal, porque no lo es. Tenemos que hacerlo bajo una lógica de un currículum emergente donde podamos dialogar lo que está ocurriendo y poner la universidad a trabajar para responder al momento político de la sociedad chilena. Es muy importante responder al llamado de Gustavo de no dejar la calle. La calle es el lugar donde hay que poner el foco, porque en la calle se va a jugar el futuro.
(…)
“Es un momento donde buena parte de la sociedad siente que están jugándose momentos cruciales. Porque un escenario de dos años más, se ve inconducente en términos de la imposibilidad de normalizar absolutamente la conducción en un país donde el principal factor de inestabilidad es el propio presidente y el gobierno”.
Alejandro Guillier planteó algo similar, sostiene que no es posible que la administración Piñera continúe…
“Se ve difícil. Nosotros el viernes tuvimos otro caso, de un chico que se llama Dante Davagnino, que perdió un ojo. Junto a él estaba un joven que estudió dos años la misma carrera que él, Producción Musical. Y él también había perdido un ojo. Es una situación bien insólita, el grado de violencia que ha sufrido la comunidad universitaria es (significativo). Tenemos el caso de Gustavo también, más un número importante de chicos que han sufrido golpizas, balines, una cantidad de violencia proporcional a la comunidad universitaria muy alto.
Somos una universidad muy golpeada en lo físico y en lo sicológico. Es completamente entendible el nivel de rabia, frustración y la insostenibilidad de estas condiciones de gobernabilidad, es justamente lo que el gobierno no logra dar, una gobernabilidad mínima que garantice un marco de operación a la sociedad de sus funciones básicas de funcionamiento. El propio presidente es el provocador número uno de violencia y de alteración del orden público, porque la forma cómo conduce el Estado está generando condiciones de ingobernabilidad”.
Usted lidera un plantel que está muy afectado ¿Cómo lidia con eso?
“Es difícil recibir tantas emociones, sobre todo de las familias que sienten lo duro que es enfrentarse a esta violencia del Estado contra ellas. Tenemos que avanzar juntos en la exigencia de justicia y dignidad en este proceso. Hemos levantado una iniciativa que se llama ‘Foro No+ por verdad justicia y dignidad’, estamos apoyados por la Comisión Chilena de Derechos Humanos y por una alianza con el Colegio Médico y otros espacios para hacer un meta catastro de derechos humanos. La idea es que quede constancia de las violaciones a los derechos humanos.
Tener un archivo va a ayudar a una justicia restaurativa. Empezamos en noviembre, fue una respuesta a la situación de Gustavo. Tenemos que ir más allá, porque este es un tipo de violencia global, estructural del gobierno, el establecimiento del estado de emergencia fue, también, una forma de violencia contra el pueblo brutal que intentó aplacar la situación de rabia. Y al aplacarlo de esa manera, generó condiciones nunca vistas desde los años 90”.
¿Cómo ha sido para la comunidad estudiantil esta situación? ¿Está muy conmocionada?
“Todos los estamentos de la comunidad se sienten muy tocados, porque cualquiera podría haberse visto afectado, estamos a dos cuadras de la Plaza de la Dignidad, transitamos cotidianamente por ahí, participamos todos de las manifestaciones”.
Nuestro diálogo con el rector de la UAHC, se mantiene cruzado por la situación de Gustavo Gatica, de quien Ramis habla en extenso. “Era importante que Gustavo sintiera a su universidad y a su comunidad. Y, al mismo tiempo, movilizados, porque no podemos parar, la convicción de la comunidad es que hay que seguir en la calle”, dice.
Y respecto de la agresión, entrega algunos antecedentes. “Son siete carabineros los que habrían estado disparando en el momento en que afectan a Gustavo, de esos siete podrían haber sido dos que hayan disparado en un mismo momento. Los dos habrían podido, eventualmente, dañarlo. Lo que Carlos Gajardo (abogado de Gatica) me explicaba, es que virtualmente es difícil establecer certezas, pero podría haberse dado el caso de que dos fusileros de carabineros hubieran disparado al mismo momento y hubieran dañado a Gustavo simultáneamente, pero hay siete identificados. Los nombres los maneja Fiscalía.
¿Y por qué los nombres no se han dado a conocer? Blumel los pidió…
“Ese es un punto que sería importante aclarar. Esa pregunta debiera ser contestada luego, para saber quiénes son. Hay una escena donde avanzan siete carabineros disparando simultáneamente. Son testimonios que están reconocidos en el expediente. Hay siete carabineros avanzando por la calle donde se produce el incidente, disparando balines. En esa situación queda atrapado Gustavo. Él está fotografiando el suceso y queda atrapado en esa especie de lluvia de perdigones de fusileros. Ahí hay que establecer, por último, una responsabilidad colectiva de los siete. O en un caso mayor, el principio de la responsabilidad de mando. Porque podría darse que no se sepa, en el contexto del disparo a mansalva, quién lo dañó. Podría haber sido cualquiera. Hay una responsabilidad colectiva de la forma cómo se operó. Es un balín de plomo revestido en plástico que tiene un enorme poder de daño y que se dispara masivamente, sin prever las consecuencias de lo que ahí se va a generar”.
¿Y no se sabe cuáles fueron los que alcanzaron a Gustavo?
“Ahí tengo la duda, pero creo que sí hay una posibilidad de establecer el tipo de balín, que es uno bastante estándar, de plomo cubierto de plástico. Hay un campo de personas posibles de identificar”.
¿Cree que se va a hacer justicia?
“Va a demorar, creo que vamos a tener un proceso de dos años en el ámbito penal y, después, un proceso civil. Creo que, si logramos presionar y tener un timing adecuado, un juicio de esta naturaleza no va a durar menos de dos años, pero va a lograr establecer distintos grados de responsabilidad. Aquí cabe una responsabilidad que va más allá de los propios carabineros implicados. Se trata de una responsabilidad institucional en el diseño de la forma de represión, un diseño planificado de la acción policial en el uso de un arma disuasiva que no está pensada para esos fines, donde es indiscriminado y con un grado de probabilidad de daño físico muy alto, en un contexto donde no hay previsión de las consecuencias de esa situación, lo que refleja el caso de Gustavo”
¿Usted cree que debiera renunciar Mario Rozas?
“Mario Rozas es el responsable finalmente, justamente es el que debería responder por este tipo de prácticas policiales que se van haciendo reiteradas, sistemáticas, masivas, donde el grado de violencia llega a niveles intolerables y donde hay una práctica recurrente y estable, no son solamente episodios. Se debe, también, establecer rápidamente un grado de responsabilidad del ministerio del Interior”.
¿Cómo ha visto a Gustavo y a su familia?
“Yo estuve con Gustavo a las primeras horas (del episodio). Siempre me ha parecido que tiene una gran fortaleza anímica, un cierto aire estoico, una capacidad de resistir, una resiliencia muy alta. Eso me impacta en él. Y tiene una familia muy apoyadora, comprometida con la idea de que haya justicia y dispuesta a hacer este itinerario que va a ser largo, pero hay que mantener la presión por mucho tiempo, no hay que bajar los brazos. En ese tránsito, hay que mirar estratégicamente y eso, creo que lo tienen muy claro. Y tienen el apoyo de distintos estamentos de la sociedad. La universidad, artistas, el Colegio Médico, ha habido una gran solidaridad. Ellos han sido muy solidarios con otras personas, como con la familia de Fabiola Campillai, transfiriendo información, conocimientos que han ido adquiriendo desde antes”.
Él vuelve ahora a clases, entiendo que sus compañeros estaban aprendiendo Braille…
“Hay un taller de Braille planificado para los estudiantes que quieran aprender. Es algo lento, porque es como aprender un idioma, pero hay disposición de apoyar. El apoyo más importante, es generar ayuda en muchas tareas que son colaterales a la institución. Traslados, la lógica de traspasar textos a audio, ese tipo de cosas”.
¿Cómo se están organizando los compañeros de Gustavo para su regreso?
“Hay una disposición de la comunidad. Como decía Gustavo, no podemos volver a la normalidad, sino a una nueva forma de trabajo académico. Y eso es lo que estamos tratando de conversar. Él pasó a cuarto y toda la Escuela de Sicología ya tiene una dinámica, tuvo que capacitarse estos meses para incorporar a un mayor número de estudiantes con discapacidad visual. Nosotros, este 2020, en primer año ya tenemos matriculados (al 10 de marzo) 11 estudiantes con distinto grado de discapacidad visual”.
¿Los años anteriores no fue así?
“No, había uno en Trabajo Social. Ahora tenemos 11, ha habido un incremento exponencial de personas con distinto grado de discapacidad visual. Fue espontáneo, creo que ha habido un efecto respecto de la situación de Gustavo. Es parte de la Sala de Inclusión, esperamos poder ayudar a responder a esa necesidad”.
¿Cómo ha visto a Gustavo respecto de sus ganas de regresar a la universidad?
“Gustavo tiene ganas de continuar sus estudios, ha estado yendo a capacitación a la Fundación Santa Lucía. Eso es muy importante, porque toda esa área es la que le permite mayor autonomía”.
¿Cómo lo ha visto en su desarrollo en estos cuatro meses?
“Ellos (como familia), han necesitado hacer un duelo. Y también incorporarse a este proceso de la Fundación Santa Lucía para poder generar una nueva forma de hábitos de vida, de inclusión en la ceguera sobreviniente, que es difícil. Cómo vestirse, cómo distribuir la casa, los muebles, todo se está adaptando. Los muebles tienen que estar siempre en la misma posición, hay que tener una cierta lógica en la distribución de las tareas, es un mundo nuevo por descubrir. Vino la primera semana de febrero a la universidad, Gustavo ya estuvo acá, tiene la llave del ascensor, hizo un tránsito acompañado por la escalera. Las auxiliares también han tenido capacitación”.
¿Cómo fue el regreso de Gustavo a su universidad?
“Hay una ilusión real de poder continuar el proceso formativo. Y la carrera que él eligió, Sicología, le permite poder titularse muy bien y llegar a tener un campo laboral muy adecuado, porque el ámbito de la sicología permite una inserción perfecta en materias propias de la disciplina, no va a estar en desmedro su condición de ceguera respecto de cualquier otro sicólogo”.
Volviendo caso del otro alumno de ustedes, Dante Davagnino, con pérdida de la visión de un ojo hace muy pocos días ¿Qué fue lo que pasó?
“Fue el viernes pasado. Es una situación muy parecida a la de Gustavo, fue detrás del Crowne Plaza, en la calle Corvalán. Ve a un muchacho que está caído, trata de recogerlo, se pone de rodillas y recibe el disparo de una lacrimógena que le produce una fractura nasal y el estallido ocular (ojo izquierdo). Ayer (martes) tuvo mareos y vómitos, vuelve a hacerse unos exámenes. Está sin daño neurológico”.
¿Ha hablado con él?
“Estuvimos juntos el sábado, cuando entra a pabellón, estudia Producción Musical, la familia tiene un grupo musical donde toca el papá y el hijo. Participan en una radio comunitaria, cuyos integrantes estaban todos presentes en ese momento. Él estudió en el Liceo Experimental Artístico. Acá está en segundo año, va a congelar este semestre”.
Y ustedes lo están ayudando…
“Estamos hablando con una abogada para ver el tema de la querella. Al hacernos parte, podemos empezar a intervenir en el proceso como parte interesada. En lo penal. Y apoyar sobre todo, no está solo. Hay una institución, no es una familia contra el Estado. Es una institución que acompaña en el proceso. Las instituciones permanecen y tienen una manera de estar de forma estable en el proceso”.
Ustedes como comunidad han estado muy golpeados…
“Nuevamente. Es un ciclo de mucho daño y de retraumatización. Volvemos a vivir las mismas experiencias constantemente. Y con el temor a que volvamos a vivirlo ¿Qué nos va a tocar mañana? A veces me despierto pensando qué va a ocurrir ahora.
Me ha afectado enormemente, porque estamos con la incertidumbre, pensando a qué chico o chica le va a pasar algo. Después del 18 de octubre, me ha tocado ir mucho a los centros hospitalarios a verlos en las noches. Casos de chicos golpeados, con traumas, golpeados, por balines y situaciones de distintos apremios. Es un hecho tras otro. No queremos más, no queremos más chicos dañados en Chile. Y junto con eso, uno ve las urgencias, en el Hospital Salvador, en la Posta Central, la Clínica Santa María. Ve, en esas noches, a la gente que hay apostada en las salas ¿Hasta cuándo? Ya es habitual estar todos los viernes pasando la noche en las urgencias viendo cuál es el caso que ahora nos toca”.
El peligro de estudiar a pasos de la zona cero
La ubicación de la universidad, aledaña a Plaza de la Dignidad, no es precisamente favorable en tiempos de crisis. El rector está consciente de eso y su preocupación es evidente. “Es una situación constante de incertidumbre, uno ve cómo por Condell las marchas se revientan y la gente sale corriendo. Ve las cosas que han ocurrido, sobre todo con esos copamientos que hizo el intendente Felipe Guevara, que fueron realmente dramáticos. La gente corría, aterrada, hacia el sur, uno podía ver niveles tremendos de pánico, la forma cómo generó ese nivel de violencia el intendente”, sostiene.
“El Estado, lo único que quiere es desentenderse de su responsabilidad. Uno ve que hay una acción premeditada, el otro día, cuando golpean a este anciano (Patricio Bao), la respuesta del Estado es querellarse contra él. No se puede tener ningún tipo de diálogo con autoridades que, lejos de apoyar a las víctimas, lo que hacen es ensañarse con ellas”, dice.
“El gobierno es el principal instigador de prácticas de violencia institucional que, lo que hacen, es agravar esto. Lejos de contribuir a una pacificación, ha instaurado una política de instigación de odio, de exacerbación de la violencia, porque los mayores violentistas del país son la propia policía. Esta situación hace que sea insostenible el mantenimiento del gobierno en estas condiciones. Debería dar paso a un gobierno de transición. O a elecciones anticipadas, es la única manera de responder. Hay una pérdida de legitimidad social a partir del 18 de octubre, un nivel de desconfianza muy grande de la gestión, incluso de sus propios partidarios, una fractura en el seno de los partidos”, agrega.
“El gobierno pareciera obstinado en impedir el desarrollo del referéndum de 26 de abril, porque genera niveles de inestabilidad social creciente. Uno podría pensar que debiera tender a llamar a la calma, pero lo que hace es exacerbar los niveles de paranoia social, de miedo. Todos los mensajes que ha dado el gobierno desde enero, han sido de pánico. El propio accionar del gobierno paraliza al gobierno, personalizó el conflicto, el problema es con la figura del presidente Piñera, que es la figura que inestabiliza al país, el presidente Piñera es el instigador del odio y la violencia. Él debería ser quien da un paso al costado para generar estabilidad en el país”, es su certeza.
Consultado respecto de si piensa que la administración Piñera va a finalizar antes de lo que corresponde, Ramis es claro. “Me parece que sería necesario que terminara antes, si el presidente está dispuesto a tragarse su orgullo de una vez por todas, si es capaz de reconocer sus errores por el bien del país y por el bien de su propia coalición y el curso de los mínimos niveles de gobernabilidad que debiera garantizar. Si es capaz de ser generoso y permitir un cauce institucional. Dentro de la propia institucionalidad, hay formas de generar un cambio que permita una renovación de la figura del presidente. Esto no es un llamado a la insurrección, yo nunca hubiera podido desearle esto a un presidente, sino justamente lo contrario, pero en razón del interés general, pareciera muy conveniente y necesaria una renovación de ese cargo”.
*Fuente: ElDesconcierto
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