En noviembre de 2017, Colombia se negó a vender a Venezuela medicamentos contra el paludismo que se habían pedido para combatir un brote de esa enfermedad, y la comunidad internacional nada dijo y no condenó la conducta inmoral y criminal de ese país. Venezuela es asilada y combatida. “Las sanciones y los bloqueos económicos modernos son comparables con los asedios medievales de las ciudades con la intención de obligarlos a rendirse. Las sanciones del siglo XXI intentan poner no sólo a una ciudad, sino a los países soberanos de rodillas. Una diferencia, quizás, es que las sanciones del siglo XXI van acompañadas de la manipulación de la opinión pública a través de “noticias falsas”, relaciones públicas agresivas y una retórica seudo-humana para dar la impresión de que el “final” de los derechos humanos justifica los medios criminales. No solo hay un orden jurídico horizontal gobernado por la Carta de las Naciones Unidas y los principios de igualdad soberana, sino también un orden mundial vertical que refleja la jerarquía de un sistema geopolítico que vincula a los Estados dominantes con el resto del mundo de acuerdo con los criterios militares y poder económico. Es este último, el sistema geopolítico que genera crímenes geopolíticos, hasta ahora con total impunidad… ” Concluye: ”Las sanciones económicas matan”.