Fascismo, ecocidio y terrorismo: con el fuego nazi, las motosierras paracas y la mentalidad de Al-qaeda
por Resistencia Antiimperialista
11 años atrás 3 min lectura
La irracionalidad fascista de la contrarrevolución venezolana está mutando desde una violencia callejera desatada a actos claramente terroristas. Luego de una primera oleada de violencia callejera, la caída en los niveles de masividad de la protesta ha provocado un viraje en la táctica sediciosa, en donde, por un lado, los niveles de violencia se han intensificado a partir del accionar cada vez más violento de los grupos de choque y operativos de la contrarrevolución armada, la que está desatando acciones de carácter terrorista, y por otro lado, los sectores políticos de la contrarrevolución están intentando volcarse hacia lo social (tratando de movilizar a los barrios populares, realizando propaganda en las colas de los supermercados, campañas callejeras dirigidas a los sectores populares, etc.) con el objetivo de ganar o, al menos, neutralizar a la base chavista, para volver a la ofensiva con renovadas fuerzas. Todo, muy bien pesado y dirigido desde Washington.
En este escenario de violencia sostenida, la contrarrevolución demuestra sus rasgos fascistas e inhumanos. El ecocidio ejecutado por grupos contrarrevolucionarios que sin escrúpulos prendieron fuego al Parque Nacional El Ávila, han talado más de 5000 árboles y han incendiado perros callejeros con gasolina para arrojarlos a las barricadas (a lo que se suman las denuncias de que se intentarían usar perros bombas para ejecutar acciones terroristas), demuestra el alma fascista y terrorista de la contrarrevolución. Al igual que Hitler en la Alemania Nazi, cuando se quemaron seres vivos para infundir el terror, la contrarrevolución venezolana hace lo mismo, llegando al extremo de atacar y prenderle fuego a un preescolar en Chacao con niños dentro.
Estas características ecocidas, asesinas y fascistas de la contrarrevolución no son una casualidad. El objetivo de la restauración capitalista en Venezuela requiere de una mentalidad instalada en sus elementos de vanguardia y de choque que no contemple piedad ni con la naturaleza ni con quienes se les oponen.
La destrucción de la naturaleza y de animales en las manifestaciones, son una antesala de lo que pasará si la contrarrevolución triunfa e implementa ese capitalismo depredador que ha causado estragos en otras partes del mundo, con destrucción de la flora y fauna, contaminación ambiental y despojo a las comunidades. Es el valor de dinero por sobre el de la vida.
En este sentido, estas acciones terroristas son también una antesala de lo que podría ocurrirle al pueblo chavista si los sectores extremos de la contrarrevolución triunfan.
La instauración de un gobierno de derecha en Venezuela tendría como objetivos prioritarios la destrucción de la identidad popular chavista y del proyecto histórico revolucionario, los que no se pueden materializar si no es con altas dosis de represión. Al igual como ocurrió con las dictaduras militares en Chile, Argentina o Uruguay, la destrucción de las organizaciones sociales, de sus dirigentes, de sus referencias y conquistas, son requisitos imprescindibles para la implementación del capitalismo. Es por esto que el terrorismo de la contrarrevolución es una pequeña muestra de lo que podrían hacer si triunfan, es decir, es una antesala de un cruento y sangriento terrorismo de Estado.
Es necesario comprender a fondo los objetivos en el largo, mediano y corto plazo de la contrarrevolución venezolana dirigida desde Estados Unidos. Lo que buscan es la completa restauración del capitalismo en Venezuela y el realineamiento del país con el eje Imperialista, y saben que la conciencia y la identidad chavista revolucionaria no se puede extinguir por las buenas. Es necesario actuar para acabar con la violencia y el terrorismo ahora, ya que mañana los incendiados podemos ser nosotros y las motosierras que los paramilitares han usado para masacras vidas y que hoy son usadas para tumbar arboles, el día de mañana pueden volver ser usadas contra nuestro pueblo.
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