Por la liberación del espíritu para el cambio social,
sin fundamentalismos, para creyentes y no creyentes.-
No han sido suficientes los programas sofisticados de cambio social, basados en expertos economistas, si no hay un compromiso ético profundo para llevarlos a cabo, para crear conciencia y para no contaminarse con los mismos métodos de dominación, corrupción y abuso de poder que se pretende erradicar.
Los paliativos, pequeñas reformas y soluciones de parche son importantes frente a las graves urgencias sociales, pero deben ser sólo una parte de cambios a efectuar con una perspectiva más profunda.
¿A qué se debe esta incapacidad ética de los organismos de cambio social? Pensamos que se debe a la influencia de nuestra sociedad, en que hay ausencia de un desarrollo explícito de valores humanos, en cambio, predomina la ideología del hiper consumo, la maximización de las ganancias a toda costa y el poder sobre los demás.
La evolución seleccionó el altruismo como un rasgo fundamental del ser humano que le permitió sobrevivir en situaciones a veces catastróficas. Desde la niñez este sentimiento se va opacando por el afán de competencia. Se trata entonces de rescatar este sentimiento y actitud ética profunda del ser humano para dirigirlo a la realización de todas sus potencialidades.
Podremos superar la alineación y manipulación de la cultura dominante si nos ponemos a trabajar en esa dirección, por ejemplo, a través de la introducción de un curso de educación comunitaria desde la edad preescolar en adelante, además de talleres sobre el conocimiento de sí mismo y el despertar de nuestra energía unitiva.
Liberar el espíritu que está encarcelado en nosotros por el yo competidor y farsante, significa emancipar nuestra parte supra racional, que tiene como núcleo central la capacidad de altruismo, de amar, de unión con los demás seres humanos y con la naturaleza.
La respuesta a la pregunta ¿en quiénes confiar? También está en relación con las motivaciones de la conducta dirigida al cambio social ¿es una motivación basada sólo en la búsqueda de más poder? ¿de más dinero e influencias? ¿de venganza ante una sociedad injusta? ¿sólo representa un enfrentamiento de intereses de clase contrapuestos? O bien, ¿es un afán ético que busca la felicidad de los demás seres humanos en armonía con la naturaleza?
EN TORNO A LOS OBJETIVOS DEL CAMBIO SOCIAL Y PERSONAL
Por un lado, se trata de aumentar la motivación y la conciencia de la profundidad necesaria del cambio social, por otro lado, de ayudar a la reflexión ética y crecimiento personal, que permitan llevar a cabo este cambio, de manera consistente entre los medios y los fines.
La transformación de la conciencia es parte importante en la transformación de las instituciones. Los cambios puramente legales o constitucionales, si bien indispensables, no han sido jamás suficientes (ver la continuación del proceso de la revolución francesa, de la revolución rusa, mexicana, etc.).
Ser dócil al espíritu, tanto para creyentes como para no creyentes, es lo contrario de ser dócil al egoísmo, a la ambición, al deseo de dominar, al desprecio por los demás, a la deshumanización, a la falta de solidaridad. Se trata de ser dócil al profundo sentido de altruismo, de amar y ser amado, de armonía entre lo que se siente, lo que se piensa y lo que se hace. Este sentido es encubierto, en gran medida, por nuestra sociedad, basada en la voracidad de la competencia y del poder económico. Es el fundamentalismo de la sociedad de hiper consumo .
Es necesario trabajar para el cambio de subjetividad o de conciencia desde la actual mirada sólo externa, propia del racionalismo excluyente de la época industrial modernista, hacia una mirada complementaria, que considere lo interno, dirigida al significado de la sociedad que queremos construir y a su ética. Respondamos no sólo al ¿cómo hacer? Sino también al ¿por qué hacer?
Así, el crecimiento personal adquiere un sentido de servir mejor y no para acrecentar nuestro ego.
Se trata de crear un “hombre nuevo”, es decir, de despertar el espíritu dormido, que es lo mejor de nosotros mismos. Esto nos permitirá transitar, en mejor forma, desde la sociedad de dominación
patriarcal hacia una sociedad de democracia participativa o comunitaria.
LA INNOVACIÓN PARTICIPATIVA
Durante las monarquías de diferentes tipos así como en las repúblicas han predominado las jerarquías de dominio, también denominadas sociedades patriarcales. El desafío actual es pasar evolutivamente a jerarquías intercambiables, no dominantes, que coordinan, respetando a las personas, flexibles, móviles, en redes distribuidas, descentralizadas, de manera de generar una co-creación y co-innovación interactiva entre los individuos.
Es esencial que todo este esfuerzo vaya directamente en beneficio de los trabajadores, de la comunidad y del medio ambiente, es decir, del bien común, y no hacia un grupo de accionistas que adquieren un poder desmesurado.
Se trata de una actividad sinérgica que multiplica las potencialidades de los grupos humanos, por lo tanto, la eficacia y la eficiencia de estas organizaciones. La innovación participativa y co-creadora (A. del Valle) provoca un entusiasmo y un interés superior a la motivación exclusivamente lucrativa, propia de la empresa capitalista.
Siempre se pensó que el “yo” estaba formado por un grupo de neuronas que dominaban a las otras, es decir, por una jerarquía de dominio, pero ahora se sabe que todas las neuronas participan en las decisiones que constituyen el “yo”, como jerarquías intercambiables, prefigurando la sociedad del futuro.
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Excelente y profundo artículo.
La explicación del fenómeno descrito es relativamente simple. El capitalismo ha instituido como modelo inamovible e insuperable la apropiación de la parte más importante aportada por el trabajo a la creación de la riqueza.
Los capitalistas acumulan y devienen más y más ricos y los trabajadores trabajan y devienen más y más pobres, el costo de la vida aumentando sin cesar.
Este sistema es considerado como el mejor y el único posible no solo por los que obtienen los grandes beneficios sino por todos los factores de cambio social como son la educación nacional, los medios de comunicación social y aún por la inmensa mayoría de los padres.
Los niños, los adolescentes y los jóvenes reciben un mensaje fundamental : tener éxito consiste a ganar dinero sin preocuparse de lo que sucede a su alrededor. Las cárceles están llenas de pobres señalando así que la sociedad castiga la pobreza.
Mientras el sistema económico imperante sea el sistema capitalista, mientras los dirigentes pro trabajadores sigan desunidos y presentando numerosos candidatos a la presidencia de la republica, por ejemplo, el egoismo no solo perdurará sino que aumentará debido a un fenómeno inevitable: la explosión demográfica que vivimos actualmente. Cada día es y será más difícil preocuparse de los otros porque será más y más difícil para los trabajadores obtener lo necesario para una vida satisfactoria.
Ultimamente hemos sabido que hasta los dignatarios de la Iglesia Católica se dedican a acumular grandes fortunas como lo ha demostrado el escándalo del banco del Vaticano que ha obligado a las autoridades financieras a detener a algunos de ellos.
En este contexto será necesario un trabajo verdaderamente serio de parte de los dirigentes de los trabajadores para que la solidaridad, la participación, el altruismo, la no discriminación de los «otros» y la educación gratuita y de calidad incluyendo estos valores lleguen a imponerse.
Cada vez que lo han intentado y han dado la impresión de progresar en este sentido la ínfima minoría capitalista ha llamado a las fuerzas armadas, financiadas por nuestros impuestos y por nuestro cobre, para impedir, por « todos » los medios el cambio necesario.
Será interesante observar lo que ocurrirá durante el segundo gobierno, aparentemente inevitable, de la doctora Bachelet.