¡Formula errónea en estudio económico pudiera ser co-responsable de la política de austeridad europea!
por Medios Internacionales
12 años atrás 15 min lectura
NdR piensaChile: Lo hecho por los economistas Reinhardt y Rogoff no sólo fue un error con una suma falsa de factores, sino que también manipularon datos, seleccionando aquellos que les servían para demostrar que tenían razón y así exigir que se impusiera una política de austeridad, cuando en verdad el estado tenía que invertir para revitalizar la economía. ¿Quién responde ahora por las muertes, suicidios, hambre, perdidas económicas provocadas, economías destruídas?]
La depresión del Excel
¿Puede un error en una hoja de cálculo haber destruido casi por completo la economía de Occidente?
Paul Krugman (EE.UU.)
En esta era de la información, los errores matemáticos pueden llevar al desastre. La Mars Orbiter de la NASA se estrelló porque los ingenieros olvidaron hacer la conversión a unidades del sistema métrico; el plan de la ballena de Londres de JPMorgan Chase salió mal en parte porque quienes hicieron los modelos dividieron por una suma en lugar de por una media. De modo que, ¿fue un error de codificación de Excel lo que destruyó las economías del mundo occidental? Esta es la historia hasta la fecha: a principios de 2010, dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, divulgaron un artículo, Growth in a time of debt (Crecimiento en una época de endeudamiento), que pretendía identificar un umbral crítico, un punto de inflexión, para la deuda pública. Una vez que la deuda supera el 90% del producto interior bruto, afirmaban, el crecimiento económico cae en picado.
Reinhart y Rogoff tenían credibilidad gracias a un libro anterior admirado por todo el mundo sobre la historia de las crisis financieras, y el momento escogido era perfecto. El artículo se publicó justo después de que Grecia entrase en crisis y apelaba directamente al deseo de muchos funcionarios de virar del estímulo a la austeridad. En consecuencia, el artículo se hizo famoso inmediatamente; seguramente era, y es, el análisis económico más influyente de los últimos años.
El hecho es que Reinhart y Rogoff alcanzaron rápidamente un estatus casi sagrado entre los autoproclamados guardianes de la responsabilidad fiscal; la afirmación sobre el punto de inflexión se trató no como una hipótesis controvertida, sino como un hecho incuestionable. Por ejemplo, un editorial de The Washington Post de principios de este año advertía contra una posible bajada de la guardia en el frente del déficit porque estamos “peligrosamente cerca de la marca del 90% que los economistas consideran una amenaza para el crecimiento económico sostenible”. Fíjense en la expresión: “los economistas”, no “algunos economistas”, y no digamos ya “algunos economistas, a los que contradicen enérgicamente otros con credenciales igual de buenas”, que es la realidad.
La elevada deuda de Japón es consecuencia de la crisis, no su causa
Porque lo cierto es que el texto de Reinhart y Rogoff se enfrentó a críticas considerables desde el principio y la controversia aumentó con el tiempo. Nada más publicarse el artículo, muchos economistas señalaron que una correlación negativa entre la deuda y el comportamiento económico no significaba necesariamente que la deuda elevada fuese la causa de un crecimiento lento. Podría ocurrir perfectamente lo contrario, y que el mal comportamiento económico condujese a una deuda elevada. De hecho, este es evidentemente el caso de Japón, que se endeudó enormemente después de que su crecimiento se hundiese a principio de los noventa.
Con el tiempo, surgió otro problema: otros investigadores, usando datos de deuda y crecimiento aparentemente comparables, no fueron capaces de replicar los resultados de Reinhart y Rogoff. Lo habitual era que encontrasen cierta correlación entre la deuda elevada y el crecimiento lento (pero nada que se pareciese a un punto de inflexión en el 90% ni, de hecho, en ningún nivel concreto de deuda).
Finalmente, Reinhart y Rogoff permitieron que unos investigadores de la Universidad de Massachusetts analizasen la hoja de cálculo original; y el misterio de los resultados irreproducibles se resolvió. En primer lugar, habían omitido algunos datos; en segundo lugar, emplearon unos procedimientos estadísticos poco habituales y muy cuestionables; y finalmente, sí, cometieron un error de codificación de Excel. Si corregimos estos errores y rarezas, obtenemos lo que otros investigadores han descubierto: cierta correlación entre la deuda elevada y el crecimiento lento, sin nada que indique cuál de ellos causa qué, pero sin rastro alguno de ese umbral del 90%.
En respuesta a esto, Reinhart y Rogoff han admitido el error de codificación, han defendido sus demás decisiones y han afirmado que nunca aseguraron que la deuda provoque necesariamente un crecimiento más lento. Esto es un tanto insincero porque repetidamente dieron a entender esa idea aunque evitasen formularla expresamente. Pero, en cualquier caso, lo que realmente importa no es lo que quisieron decir, sino el modo en que se ha interpretado su trabajo: los entusiastas de la austeridad anunciaron a bombo y platillo que ese supuesto punto de inflexión del 90% era un hecho probado y un motivo para recortar drásticamente el gasto público incluso con un paro elevadísimo.
Este fiasco debe situarse en el contexto más amplio de la obsesión por la austeridad
Por eso debemos situar el fiasco de Reinhart y Rogoff en el contexto más amplio de la obsesión por la austeridad: el evidentemente intenso deseo de los legisladores, políticos y expertos de todo el mundo occidental de dar la espalda a los parados y, en cambio, usar la crisis económica como excusa para reducir drásticamente los programas sociales.
Lo que pone de manifiesto el asunto de Reinhart y Rogoff es la medida en que se nos ha vendido la austeridad con pretextos falsos. Durante tres años, el giro hacia la austeridad se nos ha presentado no como una opción sino como una necesidad. Las investigaciones económicas, insisten los defensores de la austeridad, han demostrado que suceden cosas terribles una vez que la deuda supera el 90% del PIB. Pero las investigaciones económicas no han demostrado tal cosa; un par de economistas hicieron esa afirmación, mientras que muchos otros no estuvieron de acuerdo. Los responsables políticos abandonaron a los parados y tomaron el camino de la austeridad porque quisieron, no porque tuviesen que hacerlo.
¿Servirá de algo que se haya hecho caer a Reinhart y Rogoff de su pedestal? Me gustaría pensar que sí. Pero preveo que los sospechosos habituales simplemente encontrarán algún otro análisis económico cuestionable que canonizar, y la depresión no terminará nunca.
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel 2008.
Traducción de News Clips.
*Fuente: El País
Researchers Finally Replicated Reinhart-Rogoff, and There Are Serious Problems.
Apr 16, 2013Mike Konczal
In 2010, economists Carmen Reinhart and Kenneth Rogoff released a paper, «Growth in a Time of Debt.» Their «main result is that…median growth rates for countries with public debt over 90 percent of GDP are roughly one percent lower than otherwise; average (mean) growth rates are several percent lower.» Countries with debt-to-GDP ratios above 90 percent have a slightly negative average growth rate, in fact.
This has been one of the most cited stats in the public debate during the Great Recession. Paul Ryan’s Path to Prosperity budget states their study «found conclusive empirical evidence that [debt] exceeding 90 percent of the economy has a significant negative effect on economic growth.» The Washington Post editorial board takes it as an economic consensus view, stating that «debt-to-GDP could keep rising — and stick dangerously near the 90 percent mark that economists regard as a threat to sustainable economic growth.»
Is it conclusive? One response has been to argue that the causation is backwards, or that slower growth leads to higher debt-to-GDP ratios. Josh Bivens and John Irons made this case at the Economic Policy Institute. But this assumes that the data is correct. From the beginning there have been complaints that Reinhart and Rogoff weren’t releasing the data for their results (e.g. Dean Baker). I knew of several people trying to replicate the results who were bumping into walls left and right – it couldn’t be done.
In a new paper, «Does High Public Debt Consistently Stifle Economic Growth? A Critique of Reinhart and Rogoff,» Thomas Herndon, Michael Ash, and Robert Pollin of the University of Massachusetts, Amherst successfully replicate the results. After trying to replicate the Reinhart-Rogoff results and failing, they reached out to Reinhart and Rogoff and they were willing to share their data spreadhseet. This allowed Herndon et al. to see how how Reinhart and Rogoff’s data was constructed.
They find that three main issues stand out. First, Reinhart and Rogoff selectively exclude years of high debt and average growth. Second, they use a debatable method to weight the countries. Third, there also appears to be a coding error that excludes high-debt and average-growth countries. All three bias in favor of their result, and without them you don’t get their controversial result. Let’s investigate further:
Selective Exclusions. Reinhart-Rogoff use 1946-2009 as their period, with the main difference among countries being their starting year. In their data set, there are 110 years of data available for countries that have a debt/GDP over 90 percent, but they only use 96 of those years. The paper didn’t disclose which years they excluded or why.
Herndon-Ash-Pollin find that they exclude Australia (1946-1950), New Zealand (1946-1949), and Canada (1946-1950). This has consequences, as these countries have high-debt and solid growth. Canada had debt-to-GDP over 90 percent during this period and 3 percent growth. New Zealand had a debt/GDP over 90 percent from 1946-1951. If you use the average growth rate across all those years it is 2.58 percent. If you only use the last year, as Reinhart-Rogoff does, it has a growth rate of -7.6 percent. That’s a big difference, especially considering how they weigh the countries.
Unconventional Weighting. Reinhart-Rogoff divides country years into debt-to-GDP buckets. They then take the average real growth for each country within the buckets. So the growth rate of the 19 years that the U.K. is above 90 percent debt-to-GDP are averaged into one number. These country numbers are then averaged, equally by country, to calculate the average real GDP growth weight.
In case that didn’t make sense, let’s look at an example. The U.K. has 19 years (1946-1964) above 90 percent debt-to-GDP with an average 2.4 percent growth rate. New Zealand has one year in their sample above 90 percent debt-to-GDP with a growth rate of -7.6. These two numbers, 2.4 and -7.6 percent, are given equal weight in the final calculation, as they average the countries equally. Even though there are 19 times as many data points for the U.K.
Now maybe you don’t want to give equal weighting to years (technical aside: Herndon-Ash-Pollin bring up serial correlation as a possibility). Perhaps you want to take episodes. But this weighting significantly reduces the average; if you weight by the number of years you find a higher growth rate above 90 percent. Reinhart-Rogoff don’t discuss this methodology, either the fact that they are weighing this way or the justification for it, in their paper.
Coding Error. As Herndon-Ash-Pollin puts it: «A coding error in the RR working spreadsheet entirely excludes five countries, Australia, Austria, Belgium, Canada, and Denmark, from the analysis. [Reinhart-Rogoff] averaged cells in lines 30 to 44 instead of lines 30 to 49…This spreadsheet error…is responsible for a -0.3 percentage-point error in RR’s published average real GDP growth in the highest public debt/GDP category.» Belgium, in particular, has 26 years with debt-to-GDP above 90 percent, with an average growth rate of 2.6 percent (though this is only counted as one total point due to the weighting above).
Being a bit of a doubting Thomas on this coding error, I wouldn’t believe unless I touched the digital Excel wound myself. One of the authors was able to show me that, and here it is. You can see the Excel blue-box for formulas missing some data:
This error is needed to get the results they published, and it would go a long way to explaining why it has been impossible for others to replicate these results. If this error turns out to be an actual mistake Reinhart-Rogoff made, well, all I can hope is that future historians note that one of the core empirical points providing the intellectual foundation for the global move to austerity in the early 2010s was based on someone accidentally not updating a row formula in Excel.
So what do Herndon-Ash-Pollin conclude? They find «the average real GDP growth rate for countries carrying a public debt-to-GDP ratio of over 90 percent is actually 2.2 percent, not -0.1 percent as [Reinhart-Rogoff claim].» [UPDATE: To clarify, they find 2.2 percent if they include all the years, weigh by number of years, and avoid the Excel error.] Going further into the data, they are unable to find a breakpoint where growth falls quickly and significantly.
This is also good evidence for why you should release your data online, so it can be properly vetted. But beyond that, looking through the data and how much it can collapse because of this or that assumption, it becomes quite clear that there’s no magic number out there. The debt needs to be thought of as a response to the contingent circumstances we find ourselves in, with mass unemployment, a Federal Reserve desperately trying to gain traction at the zero lower bound, and a gap between what we could be producing and what we are. The past guides us, but so far it has failed to provide evidence of an emergency threshold. In fact, it tells us that a larger deficit right now would help us greatly.
[UPDATE: People are responding to the Excel error, and that is important to document. But from a data point of view, the exclusion of the Post-World War II data is particularly troublesome, as that is driving the negative results. This needs to be explained, as does the weighting, which compresses the long periods of average growth and high debt.]
[UPDATE: Check out the next post from this blog on Reinhart-Rogoff, a guest post by economist Arindrajit Dube. Now that 90 percent debt-to-GDP is no longer a cliff for growth, what about the general trend between the two? Dube finds significant evidence that reverse causation is the culprit.]
*Fuente: Next New Deal
«Excel-Fehler» wirft schiefes Licht auf Sparpolitik?
18. April 2013, 13:21
Falsche Formel in ökonomischer Studie könnte Mitverursacher der Austeritätspolitik sein
Das 2010 erstellte Paper «Growth in a Time of Debt» (PDF) (frei übersetzt: «Wachstum in der Schuldenzeit») der Ökonomen Carmen Reinhart und Kenneth Rogoff gehört, insbesondere in konservativen Politiker- und Medien-Kreisen, zu den vielzitiertesten Werken der letzten Jahre. Selbst Paul Ryan, der als Running Mate des republikanischen US-Präsidentschaftskandidaten Mitt Romney dessen Wirtschaftskonzepte präsentierte, hatte Bezug darauf genommen.
- London:Günstig hin & retour: austrian.com
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Umstrittene Theorie
Die Arbeit stellt einen Zusammenhang zwischen hoher Staatsverschuldung und niedrigem Wirtschaftswachstum her und dient damit als Rechtfertigung für Austeritätspolitik, die drastische Kürzung von Staatsausgaben, wie ArsTechnica erläutert.
Reinharts und Rogoffs Theorie gilt als umstritten. Viele ihrer Kollegen sind der Ansicht, dass dier Zusammenhang genau umgekehrt funktioniert: Nicht hohe Staatsverschuldung senkt das Wirtschaftswachstum, sondern schwaches Wirtschaftswachstum treibt die Schulden nach oben.
Verkalkuliert
Grundsätzlich wurden die Zahlen des Papers allerdings nicht angezweifelt, obwohl dieses die Quelldaten nicht enthält. Thomas Herndon, Michael Ash und Robert Pollin von der University of Massachussetts haben nun versucht, die Berechnungen zu reproduzieren – was ihnen nicht gelang. Also forderten sie die originalen Berechnungstabellen von Reinhart und Rogoff an. Das fertige Werk legt nahe, dass das «Pro-Austeritäts-Papier» möglicherweise auf schweren Fehlern basiert.
In der originalen Excel-Tabelle findet sich nämlich ein einfacher Formelfehler mit großer Wirkung. In einer Spalte sollte der Durchschnitt aus dem BIP von zwanzig Ländern errechnet werden, tatsächlich wurden aber nur 15 erfasst. Statt dem Befehl «Average(L30:L49)» fand sich im Resultatsfeld die Formel «Average(L30:L44)».
Seltsamer Vergleich
Auch im weiteren Umgang mit den Daten finden sich Merkwürdigkeiten. Für manche Länder wurde die Wirtschaftsentwicklung unmittelbar nach dem 2. Weltkrieg von der Berechnung ausgenommen, andere nicht. Eine Begründung bleibt die Arbeit schuldig.
Zudem wird die Gewichtung teils sehr eigen gehandhabt. So stellt man etwa die Phase hoher Staatsverschuldung bei mittlerem Wirtschaftswachstum von 1946 bis 1964 einem einzelnen Jahr gegenüber, in welchem die Schuldenquote von Neuseeland über 90 Prozent lag.
Kein Negativwachstum
Bügelt man diese drei Probleme aus und nimmt eine Neuberechnung vor, verzeichnen zwar immer noch alle Länder mit einer Schuldenquote von´unter 30 Prozent ein höheres Wirtschaftswachstum von im Schnitt 4,2 Prozent, sie dreht sich bei stärker verschuldeten Ländern jedoch nie ins Negative, wie es im Paper von Reinhart und Rogoff vorgerechnet wurde.
Länder mit einer Schuldenquote von über 90 Prozent erreichten immer noch ein Wirtschaftswachstum von durchschnittlich 2,2 Prozent jährlich und nicht -0,1 Prozent, wie «Growth in a Time of Debt» noch festgestellt hatte. Paul Krugman, ein bekannter Gegner der Sparpolitik, hat sich mittlerweile erfreut zu Wort gemeldet. Reinhart und Rogoff blieb nichts anderes übrig, als bei der Verteidigung ihres Werkes einen Berechnungsfehler einzugestehen. Der Vorfall hat nun einen veritablen Streit unter Ökonomen verschiedener Denkschulen ausgelöst.
Die Ergebnisse legen nahe, dass das Argument, hohe Staatsverschulden mit allen Mitteln zu vermeiden, um die Wirtschaft nicht schrumpfen zu lassen, so nicht haltbar ist. Ob die Arbeit von Reinhart und Rogoff tatsächlich großen Einfluss auf die europäische und amerikanische Wirtschaftspolitik der letzten Jahre hatte, lässt sich freilich nicht ermitteln. Notierenswert ist auch, dass das Paper der beiden Ökonomen zwar als Artikel im American Economic Review erschienen ist, aber nie einem Peer Reviewing unterzogen wurde – während diesem die Fehler in der Tabellenkalkulation wahrscheinlich aufgefallen wären.
Nicht die erste Excel-Panne
Excel, das in Wirtschaftskreisen als nützliches Hilfsmittel sehr oft verwendet wird, ist an der Berechnungsmisere natürlich nicht alleine Schuld. Doch die generell unübersichtliche Arbeit mit Tabellenkalkulationen birgt definitiv Risiken. So dürfte das manuelle Abschreiben aus Arbeitsbüchern und eine Reihe von Formelfehlern dazu beigetragen haben, dass die Investmentbank JPMorgan Risiken unterschätzt und Banker Bruno Iksil, der «Wal von London», 6,2 Milliarden Dollar an Verlusten beschert hatten.
Eine Zusammenfassung der Probleme von «Growth in a Time of Debt» findet sich bei Rortybomb. (red, derStandard.at, 18.04.2013)
Links
Growth in a Time of Debt (PDF)
Nachlese
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¿Reinhart-Rogoff, un par de economistas pelotudos, que hacen un estudio lleno de fallas son los gurúes de los gobiernos del mundo? Y en aras de la obediencia ortodoxa de los mandamases a las boludeces de este parcito, los gobiernos descriteriados desmantelan los estados de bienestar, dejan a la gente en la calle, y provocan una crisis mundial? Algo suena raro, ya que hay un grupo que sale ganando con la crisis, cuando la gente vende barato todo lo que tiene para comer y los ricos se hacen más ricos.
Esto es tan ridículo como las recetas de Lavín, el Cordon Bleu de la UDI.
Hola! – No soy «Economista»
Leo a este «Premio Nobel» y me parece recordar una canción de niñas cantando: «No soy Economista / no soy Economista / ni lo quiero ser. / Porque los Economistas / porque los Economistas / lo echan todo a perder!»-
P.Krugman está dis-culpando a los Buitres (buenitos que erraron); La culpa es de la inocente «maquinita mal cargada.
Hace muchos años, sin embargo, que ese criminal error lo escuché denunciado por Carlos Heller, hoy Presidente del Banco Credicoop – Argentina.
Parece que P.Krugman quiere despistarnos ¿no?
I have read so many posts about the blogger lovers howeverthis post is really a good piece of writing, keep it up.