Ya se sabe que el sistema de elecciones primarias operará muy parcialmente en este año electoral. Una vez más, las cúpulas se han dado maña para definir las listas parlamentarias mediante el cuoteo y la voluntad de favorecer a quienes buscan reelegirse. Bajo este imperecedero sistema binominal, de seguro que la correlación de fuerzas en ambas cámaras legislativas no variará sustantivamente y que el duopolio de la Derecha y la Concertación va a seguir enseñoreado en el Congreso pese al alto nivel de desprestigio de sus partidos y dirigentes. Ambos referentes políticos mantienen el sartén por el mango y, otra vez, dependerá de ellos y de la “ingeniería electoral” de sus máximos operadores la posibilidad de que algunos líderes juveniles y sindicales puedan alcanzar un escaño en el segundo poder del Estado.
En cuanto a la contienda presidencial todo dice, sin embargo, que tendremos primarias en estos dos bloques electorales. Que el oficialismo va a dirimir su candidato único en una consulta popular, a no ser que desde el Ejecutivo o las cúpulas de los partidos de derecha se imponga desestimar a sus actuales contendientes para concordar un candidato o candidata que tenga más posibilidades de retener el Ejecutivo. Lo propio se proponen hacer los partidos de la Concertación y sus adláteres en una primaria que tendrá, además de la ex Presidenta, a otros tres competidores. En un proceso en que lo que más se persigue es agitar la contienda electoral y quedar bien “ubicado” para un eventual gobierno de esta coalición.
Panorama muy lamentable es el que presenta la Izquierda extraparlamentaria, donde a la fecha se exhiben al menos 6 candidatos presidenciales designados por esa multifacética expresión de partidos, movimientos, tendencias y “sensibilidades”. En una atomización ya crónica entre los principales animadores de la movilización social, las demandas educacionales, la protesta laboral, las exigencias medioambientales y el respeto a los Derechos Humanos. Entre los que han sido capaces de hacer el mejor diagnóstico de las inequidades fomentadas por el modelo neoliberal, como fustigar con sólidos fundamentos nuestra institucionalidad y sistema electoral. Entre quienes han expresado las mejores ideas para consolidar democracia y soberanía, demandar la recuperación de nuestros recursos básicos, promover la educación y la salud como un derecho de todos. Así como abogar por una Asamblea Constituyentes, una reforma tributaria y previsional de magnitud, que se encaminen a superar los profundos rezagos y el altísimo riesgo en que está nuestra bipolar convivencia.
Una situación paradojal, sin duda, que descubre el profundo sectarismo que afecta todavía a tantas expresiones de izquierda. Que habla de la vanidad, ambiciones y falta de realismo de un conjunto de capillas y pequeños caudillos que, al igual que lo que sucede en que todo el espectro político nacional, desestima la voz de sus bases, como la necesidad de renovación de sus conductores. Operadores políticos que no se cansan de profitar del membrete y la campañilla de sus rimbombantes denominaciones para competir por el financiamiento foráneo, disfrutar del turismo ideológico internacional y sumirse en un activismo rutinario y panfletario.
Es curioso que sectores tan elocuentes en denunciar la cupularidad y malas prácticas de los grandes referentes, no atinen a hacerse una autocrítica, a abrirle paso a los líderes emergentes y promisorios, cuanto a converger en una efectiva unidad para romper el empate político que asfixia la vida pública chilena. Parece increíble que no se les ocurra hacer primarias vinculantes que acaben con este espectáculo grotesco de candidatos presidenciales que ahora pueblan como hongos la imagen de la Izquierda y se hacen cómplices del mismo sistema electoral que critican ácidamente y con tanta razón. Que no se atrevan a consultarle a sus bases, por ejemplo, la posibilidad de abstenerse de presentar candidatos y sufragar en las elecciones parlamentarias, en una actitud activa y consecuente que logre desacreditar y desmoronar el sistema electoral. Que ya recibió la sanción del 60 por ciento de los ciudadanos que se negaron a votar en las recientes elecciones municipales.
En la idea de no seguir acumulando derrotas y ponerse a la cabeza, más bien, de todo un despertar social que necesita renovados conductores, mucha generosidad y real unidad. Así como, también, imitar la ejemplar resolución de aquellos referentes mundiales y nacionales que tanto aplauden en sus actos y proclamas, pero traicionan cotidianamente con su dispersión y fatuas presunciones.
*Fuente: Radio U de Chile
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Se podría concluir por la nota que, las izquierdas son sectarias, caudillistas y en resumen infantilistas, inmaduras. Pero claro,si no son capaces de lograr una unidad política básica que se exprese en un programa, menos aun pueden, lease poder, alcanzar un liderazgo único robusto. Todo eso indica que no han logrado madurar, no tienen aun la capacidad de lograrlo, no tiene voluntad de poder,aun. Resumen, les falta madurar. Ojala sea un proceso con resultados mas tempranos que tardíos.
He ahí el problema. La Izquierda no ha «madurado» – como dice el comentarista. Yo diría «se pasmó». Aún no puede superar el trauma de la dictadura criminal que sufrimos hace unas décadas. ¡Animo! Aprovechemos el desmoronamiento de este podrido sistema. Seamos creativos. El pueblo quiere cambios profundos y no con los aliados de la oligarquía.
Muy bien el análisis de Juan Pablo Cárdenas cuando aborda la unidad como condición primera para alzar cualquier candidatura de izquierda.
Como decía mi viejo padre » Aquí no hay para donde volver los ojos » expresión que cuando una es joven , se ríe y no toma en cuenta. Con el paso de los años la expresión cobra vida,y la aplicamos a acciones que nos parecen adecuadas., En política,sigo optando por la abstención. Bachelet tiene el cupo asegurado,con sus mujeres que la siguen y la aman más encima. Cuando ya se empieza a amar a un candidato, la cosa se pone seria porque este se vuelve ícono. Ninguno de los anteriores presidenciales logró ese amor, del pueblo como Bachelet, aunque se moleste medio mundo, sé lo que digo , la odia una parte, las mujeres y hombres de la derecha,entre ellas la Intendenta de Santiago, la sra. del Trabajo, ellas por el momento.Pero hay algunas que pertenecemos a la «abstención » de este país y no podemos ser desleales, no sé cuantos hombres pertenecerán a la abstención, movimiento sin partido, movimiento de incrédulos, por no creer en absoluto en esos señores amantes del lucro personal que rodean a esta sra Bachelet.De los otros, de todos ellos no hay por quien abanderizarse, son muchos y ninguno a la vez, ni la gente común les dá el punto como decimos cuando estamos haciendo una mermelada de damascos.La sra. Bachelet tampoco atenderá los problemas de país, que son muchos…lo peor es que esa guardia pretoriana,llena de opulencia ,tampoco le gusta a la gente sencilla.No sé como lo resolverán…Lo que no puede darse de nuevo es una presidencia derechista , porque estamos hartas .