“Me dejó enterrada la pluma sobre el pecho, mire como sangra la tinta, mire
como no hay coágulo de meses, que la detenga”
(Anorak Emutiaa)
El efecto Vilcún
El 4 de enero, quemaron vivos al matrimonio de terratenientes, Luschinger y Mackoy, al interior de su casa. Lo más perturbador de todo el asunto, ha sido algunas reacciones. Lo expuesto por los sectores de la derecha, no sorprende. Terrorismo, estado de derecho, castigos, antisociales, mano dura, más policías, menos suavidad, etcétera. Desde sectores progresistas, algunas opiniones sobre el asunto, parecen alarmantes, alarmantemente tristes. Gente celebrando, prácticamente a saltos sobre los sillones. Aplaudiendo lo ocurrido. Esbozando mil y un argumento de lo justificado de la quema de la anciana pareja. Existen sobrados fundamentos, de los abusos que cometió en vida, el latifundista, como para hacerlo merecedor de alguna sanción o castigo. Pero, debe haber un límite. Sino ponemos nosotros los límites, ¿entonces quién, quiénes? ¿Los fascistas, los nazis?
En el capitalismo, el valor de una persona es variable. Por ejemplo, la vida de un Mapuche, vale poco o nada. La de un empresario una vida y más. ¿Cómo planteamos nosotros el enunciado desde nuestro lado? ¿Qué vida vale más? No es necesario ahondar en los motivos por los cuales la derecha actúa como actúa.
En el caso de personas con ideales sociales, ¿Qué mueve el engranaje de sus acciones? ¿Qué diferencia hay con los capitalistas? Se supone que quitarle la vida a alguien, es, debe ser algo doloroso. Que eventos aberrantes, hagan que bajemos un peldaño hacia esa dirección, nos debe conmover. Aterrar tener que llegar a esos extremos. Intentando imponer nuestra justicia, no venganza de sádicos disfrazados de causas, las que sean.
Se supone que los cambios que publicitamos, son cambios a favor y el avance del desarrollo humano, no de la barbarie. Si llega la hora de tener que realizar algo, no haría mal recordar que lo cortés, no quita lo valiente. Mucho menos, mostrar misericordia. Aquello es dignidad, no debilidad.
¿Alegría? El incendio hizo que algunos imitaran excelentemente, el modo de reflexionar, de esos mismos, que los primeros repulsan. Alegres usando el mismo lenguaje displicente que la derecha usa cuando se trata de vidas. “Se lo merecía, fue un esclavista, un reaccionario” “Se lo merecía, fue un terrorista, un revolucionario”
Medios a medias
Vinieron declaraciones que, parecieran ser un problema más de fondo que de forma. La pareja murió quemada o baleada o ahorcada, eso es circunstancial.
Varias publicaciones estamparon sendos párrafos de lo malo que fue Luschinger. ¿Para qué?, ¿con qué objetivo? ¿Fundamentar y predisponer con elementes externos el juicio (objetivo-subjetivo) del asunto? ¿Diferencias con el cuarto poder empresarial? Todos los puntos de vista fueron iguales, ante el suceso. Mostar e informar, no analizar, no debatir.
El tipo era un explotador, invasor, malo. Entonces, ¿Quemarlo está bien merecido?
En otros «destacados» medios de información, tal vez por mediocridad, cobardía, indecisión o simples censuradores de todo aquello que no cuadre con el marco-teórico-político, que ellos han fabricado, tampoco se mostró nada, no se informó nada distinto, que no fuera un artículo o nota del mismo rebaño que ellos pastorean*
Ninguna de las anteriores
El auto-atentado asoma para algunos como opción. Pero, el gobierno ya tiene militarizada la zona, com miles de efectivos. Hasta ahora, este acto, no ha hecho que la derecha saque a los militares, a los aviadores, ni marinos, para que hagan frente a este movimiento.
Ni el movimiento Mapuche, es tan grande como algunos lo pintan, ni la fuerza instalada tampoco. Los Mapuche no son una verdadera amenaza para el sistema, son una molestia, no una amenaza. La adherencia pasiva, la solidaridad para con ellos es significativa, pero la adherencia activa y ejecutante, no lo es. No hay 100 comunidades en armas, avanzando hacia la capital. Nos guste o no, nos duela o no. La Araucanía, no es Palestina, por mucho que algunos insistan. (Otra situación, cosmovisión, aliados, otra preparación, otra posición geográfica, etcétera) Lo que es bueno en un lado, no siempre lo es en todos. Mapa, cuestionario y brújula a la hora de trazar planos.
El conflicto Mapuche, es sistemáticamente censurado, escondido y toma brío cuando los listos de arriba, lo pueden utilizar, con insípidas o vehemente declaraciones, para tapar otros conflictos igual o más importantes que este. Porque hay otros conflictos, créase.
No se necesitan mayores excusas para fiscalizar duramente la tierra austral. Todas las quemas, las tomas, los ataques han bastado.
La infiltración
¿Se supone que el gobierno envió a 20 de sus mejores hombres, a asesinar a dos viejos pinochetistas, ejemplos clásicos del empresario triunfante? ¿Para qué? ¿Para movilizar tropas, para convocar y aplicar la ley anti-terrorista? Ya lo había hecho antes, por menos, sin necesidad de montajes. Esto no es Afganistán.
Está claro que sí esta sería la opción a seguir. Los infiltrados tienen que ser de primer nivel. Manejarse en forma más que básica en el idioma mapudungun, conocer sus costumbres, su cosmovisión, compartirla, comer piñón a diario por años. Ser ejemplo viviente y reluciente de lo que un Mapuche ejemplar es. Esto como mínimo, porque se supone que este infiltrado(s), propuso, manipuló, tergiversó a una cantidad importante de la etnia, como para encarrilarlos a realizar una acción como la descrita.
O sea, no sé, pero sí esto es así, en menos de una semana, esos infiltrados entregaran a todo el mundo que pronunció palabra antes del ataque. Gentes, pertrechos, escondites, hachas, nombres, casas etcétera. ¿Ó se les dará la orden de quedarse callados, aunque se estén investigando los hechos? ¿Montajes y más montajes? ¿Seguir mancillando el nombre de los hombres de la tierra?
Es posible que; Bajo la sombra del poder, uno de sus sirvientes oscuros haya exclamado: “Salid, quemad un par de ranchos más, necesitamos más excusas para reprimir a los rebeldes, lo de los viejos quemados es muy poco”
Más de algún infiltrado o batracio de salario mensual, debe haber. Pero suena lejano aquello de que se las haya ingeniado para corromper a un grupo tan amplio. Lo otro sería que se necesita poco, donde hay un caldo de cultivo gigante para sazonar.
Teoría del Grupo escindido
Este es el grupo, que debería tomar responsabilidad por el descalabro que ha montado. Pero no lo hará. Es un grupo débil y esta debilidad viene confirmada por el movimiento geopolítico, de un par de peones que movió, para el queme de nuevas casas en los sectores del incendio anterior, esto fue todo un mensaje: “No salimos debilitados, estamos operantes, nos movemos a nuestro antojo, aún con la tierra limitada. Atrajimos toda la atención hacia el conflicto ancestral. No estamos solos en esto, esto no es algo accidental, es sólo el inicio, somos docenas, miles. La revolución Mapuche está a la vuelta de la esquina, como la vuelta del Mesías”.
Pero da toda la sensación que hay una separación entre el brazo y la mano. El grupo se mueve en franca tendencia hacia lo martiriológico, o al estrellato o al ridículo o al abandono.
Aceptar un error, es para algunos, una m
uestra de debilidad, aceptar un error al interior de un grupo debe generar largas, largas discusiones, especialmente sí los egos son más importantes que la propia comunidad que dicen representar.
Un debate debe ser siempre dentro de la comunidad, con actores distintos, no sólo hinchas de una sola opción. ¿Las críticas de dónde salen?
Su silencio otorga, hasta ahora, aprobación para lo acontecido. Silencio un poco oportunista, porque al no reconocer el hecho, (Sea para deleitarse o disculparse) se esconde entre la masa y usa a toda la comunidad Mapuche como guarida, y esconde su proceder bajo el viejo truco de la conspiratividad y la seguridad de los elegidos, poniendo a todos contra el mismo paredón.
Negación de la Negación
“Hay un psicópata suelto”. ¿Un asesino suelto dice usted? Permítame decirle que eso es un Fenómeno decadente occidental…en la Unión Soviética no hay asesinos en serie. (Citizen X)
Todo lo que dice y hace el sistema está mal. Todo lo que decimos y hacemos nosotros está bien. Ellos actúan mal, nosotros actuamos bien. Si la tendencia es culpar a los demás ante nuestros actos, nos evitamos el cuestionarnos, el cambiar. Es más fácil culpabilizar a los demás de nuestros actos. Cuando el sistema dominante hace algo mal, es porque son malos en sí. Cuando nosotros hacemos algo malo es porque nos vimos forzados por la maldad de su maldad.
Las reacciones ante el hecho fueron lentas. Pareciera, que se debe, a que no hay una reflexión con anterioridad, a situaciones como éstas. La vida o la muerte, ¿Qué entendemos por derechos humanos, por respeto, por decencia, por dignidad? ¿Hay un decálogo mínimo en el accionar, existe? ¿Todo se vale? ¿Todo? Las convenciones del derecho internacional que tanto citamos a favor de los Mapuche, también contiene, Los Convenios de Ginebra, documento que haría bien en hojear algunos.
¿Qué haría este tipo de gente con un poco más de poder, de qué serían capaces? Creo que cuando nuestros líderes pierden todo principio, los seguidores empezamos a perderles el respeto.
¿Esta la miríada (legión) esnob intelectual humanoide, esperando que salga Salazar o Maturana a decir que esto se fue de madre, y por lo tanto, hay que replantearse un par de cosas?
De padre comunista, de madre socialista, de tío mirista, todos buenos para las excusas y las justificaciones. Impropios e inoperantes para ofrecer disculpas. No es raro que los críos que tuvieron, salieran malazos para asumir sus errores.
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