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Santos mineros de Iquique

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"Pero entonces: ¿el
hombre no era el lobo del hombre?"
(aforismo implicado)

RESCATARON A LOS MINEROS CHILENOS; EL ULTIMO RECLAMO AL
GOBIERNO: "Que esto nunca más vuelva a ocurrir".
A las 21.55 se oyó un extenso
aplauso. Habían sacado a quien la
NASA, de activa participación en el rescate, consideró como
el "líder natural" de los mineros atrapados: Luis Urzúa, de 54 años, el jefe de
turno. Doscientos fotógrafos y camarógrafos, compitiendo por la altura con
sillas y escaleras, tomaron esta última escena, la más fuerte del día. Rodearon
a 20 familiares que miraban el final del rescate en la proyección del canal
local sobre una pared del comedor. "¡Vamooos, vaaaamos mineros, que esta noche
lo vamos a lograr!", corearon todos juntos. El rescate era historia. Urzúa
salió, sin lágrimas en los ojos. Su padre estaba afiliado al Partido Comunista
y fue desaparecido por la dictadura de Augusto Pinochet cuando él era un niño.
Su madre al menos pudo enterrar al padrastro de Urzúa, Benito Tapia, asesinado
por los militares. Era del Partido Socialista. "Desde chico fue el hombre de la
casa, se hizo cargo de sus cinco hermanos", contó hace poco ella. El jefe de
turno caminó dos pasos y enseguida le salió al cruce, con los brazos tendidos,
el presidente Sebastián Piñera, el mismo que pide perdonar los crímenes que
marcaron la vida de Urzúa y aún insiste en "dejar el pasado en el pasado".
Página/12 – 14-10-10

 

(APe).- "Nunca más" es el deseo mas desgarrador que pueda habitar
el alma. "Nunca más" apela a conjurar el horror y a desterrar lo siniestro que
se infiltra en las aguas no calmas, pero tampoco embravecidas, que denominamos
"lo cotidiano". Tragedia, masacre, catástrofe, accidente, son significantes que
dan cuenta de la ruptura de una racionalidad convencional y encubridora, donde
pensamos y sentimos que las cosas son como nos dicen que las cosas son. Pero de
vez en cuando la vida, en vez de besarnos en la boca, como propone Joan Manuel
Serrat en su canción, simplemente nos arranca la cara de un mordisco. Entonces,
y no por demasiado tiempo, pasamos a ese otro lado del espejo. En vez de
reflejarnos en las imágenes y sonidos donde nuestra identidad de percepción y
pensamiento está capturada por la cultura represora, (a esto se llama
habitualmente poder mediático), entramos en la caverna donde las presencias del
horror se amontonan.


"Que esto mas no vuelva a ocurrir", exigencia, desvelo,
súplica, orden, interpelación, deseo, temor. Hay que nunca mas debe volver a
ocurrir. Ese nunca más que perfora sin poder atravesar del todo, la roca mas
dura que es la subjetividad reaccionaria de muchos de los líderes de las
democracias formales, devenidas todas ellas en "demos gracias".

En Río Turbio, año 2004, un accidente muchas veces anunciado
se produjo y arrasó con 14 vidas. ¿Dónde están los responsables de esa
verdadera criminalización del trabajo? Mejor no escribirlo, porque sería un
insulto para muertos y sobrevivientes del horror minero incluirlos en la misma
nota que está escrita para destacar el coraje, la valentía, el amor que tienen
los trabajadores cuando están hermanados como clase y por fuera de los enormes
espejo de todas las corporaciones, incluso las laborales.

La consigna Nunca Más deberá amplificarse en otra que propongo
y que surge de estos 70 días que también conmovieron al mundo. Esa consigna se
construye por sostener una travesía institucional que no tiene la certeza de
una tierra prometida pero si la convicción de una lucha compartida.[1] La
consigna es "Siempre Más". Pero no olvidemos. Estamos del otro lado del espejo.
Hemos atravesado la espectacularidad y la especularidad burguesa, donde el
lucro encubierto alimenta lobos, para transitar por los territorios solidarios
y fraternos de no hay lobos, ni corderos, sino, nada mas y nada menos, que
compañeros. Compartiendo diferentes tipos de pan.

A 700
metros de profundidad, en el horror de los 17 días del
puro desamparo, 33 hombres se propusieron sostener aquello que el enemigo de
clase siempre quiere arrebatarles: la vida. En esos 700 metros de
profundidad, el mítico relato del comunismo primitivo se hizo actual, se hizo
visible a los ojos, a los oídos, a los cuerpos de aquellos que lo sabían desde
siempre, pero que lo pudieron llevar fundante de la propia subjetividad
amenazada. La cultura represora no permite profundizar en nuestra subjetividad,
porque su lograda misión política es aplanarla. Hombres mediocres al decir de
José Ingenieros, unidimensionales al decir de Herbert Marcuse, honestas
medianías al decir de Sigmund Freud. Ni el taladro de Center Rock puede
perforar aquello que la cultura represora cristalizó. Pero en esas
profundidades de la mina y en esas profundidades del alma, no es necesario
ningún taladro, ni siquiera aquel que el cinismo de Daniel Henninger decretó
como el salvador de los mineros. A los mineros los mata el lucro (en Río
Turbio, en Copiapó) porque el capitalismo no lucra para poder producir, sino
que produce para poder lucrar. Y el lucro es la sangre y la carne que alimenta
a los lobos que tienen a los hombres como sus enemigos culturales. Pero en esas
profundidades otra cultura volvió a ser posible.

Severo Rennis, médico argentino que trabaja en Machagai,
provincia del Chaco, lo advirtió: a los mineros los salvó la conciencia
proletaria [2]. Había que llegar a la profundidad a la cual la cultura
represora nunca podrá llegar. En la profundidad se pudo ratificar que en unión
nace otra fuerza. Y señalar para toda eternidad posible que esa otra fuerza, es
mucho más poderosa que la del taladro. Fuerza colectiva, amorosa fuerza que
derrumba tronos y construye hermanos. Esos santos mineros son como los obreros
del salitre, que marcharon de sus planicies de muerte para ser asesinados en
Iquique. Y son como los hermanos mapuches, condenados por el mismo presidente
lobo a 90 días de huelga de comida, ya que de hambre no los dejan hacer ninguna
huelga. Si esa unión que permitió nacer otra fuerza sostuvo la vida cuando
parecía que nada podía sostenerla: ¿como no va a sostener la vida cuando la
tierra, el agua, el aire, los bosques solamente sea de aquellos que saben
unirse? Ningún Estado Protector, por más protector que sea o que se diga, puede
reemplazar esta fuerza. Que es la misma de las fábricas recuperadas, aunque los
poderes de la cultura represora insistan en destruirla, como está ocurriendo en
estos días con la metalúrgica IMPA. Por eso al Nunca Más para todos los
horrores de los lobos del hombre, tendremos que oponer el Siempre Más para
todos los lazos fraternos que puedan sostener, ahora en la superficie, en todas
las superficies, el comunismo primitivo y fundante que engendró al sujeto
colectivo. Estos santos mineros de Iquique nos enseñan que el hombre no es, al
menos no es necesariamente, el lobo del hombre.

Siempre Mas porque Chile es un país muy largo y mil cosas
pueden pasar…unámonos como hermanos que nadie nos vencerá….

Y si quieren terminar esta lectura con un canto a la lucha
redentora, acá les dejo una bella forma de estar todos juntos, aunque sea en la
profundidad de nuestra tierra.

 ver video

Notas:

1. Aforismo Implicado

2. Foro de Psicoanálisis Implicado

*Fuente: Pelota de Trapo

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