¿Cuál será el futuro de nuestros nietos?
por Leonardo Boff (Brasil)
15 años atrás 3 min lectura
Mirando a mis nietos jugando en el jardín, saltando como cabras, rodando por el suelo, y subiendo y bajando de los árboles, me surgen dos sentimientos. Uno de envidia, pues ya no puedo hacer nada de eso con las cuatro prótesis que tengo en los miembros inferiores. Y otro de preocupación: ¿a qué mundo tendrán que enfrentarse dentro de algunos años?
Los pronósticos de los especialistas más serios son amenazantes. Hay una fecha fatídica o mágica de la que hablan siempre: el año 2025. Casi todos afirman que si ahora no hacemos nada o no hacemos lo suficiente, la catástrofe ecológico-humanitaria será inevitable.
La lenta recuperación de la actual crisis económico-financiera que se nota en muchos países, todavía no significa una salida de ella. Solamente que terminó la caída libre. Vuelve el desarrollo/crecimiento, pero con otra crisis: la del desempleo. Millones de personas están condenadas a ser desempleados estructurales, es decir, que no volverán a ingresar en el mercado de trabajo, ni siquiera quedarán como ejército de reserva del proceso productivo. Simplemente son prescindibles. ¿Qué significa quedar desempleado permanentemente sino una muerte lenta y una desintegración profunda del sentido de la vida? Añádase además que hasta esa fecha fatídica están pronosticados de 150 a 200 millones de refugiados climáticos.
El informe hecho por 2.700 científicos «State of the Future 2009» (O Globo de 14.07/09) dice enfáticamente que debido principalmente al calentamiento global, hacia 2025, cerca de tres mil millones de personas no tendrán acceso a agua potable. ¿Qué quiere decir eso? Sencillamente, que esos miles de millones, si no son socorridos, podrán morir de sed, deshidratación y otras enfermedades. El informe dice más: la mitad de la población mundial estará envuelta en convulsiones sociales a causa de la crisis socio-ecológica mundial.
Paul Krugman, premio Nóbel de economía de 2008, siempre ponderado y crítico en cuanto a la insuficiencia de las medidas para enfrentar la crisis socioambiental, escribió recientemente: «Si el consenso de los especialistas económicos es pésimo, el consenso de los especialistas del cambio climático es terrible» (JB 14/07/09). Y comenta: «si actuamos como hemos venido haciéndolo, no el peor escenario, sino el más probable será la elevación de las temperaturas que van a destruir la vida tal como la conocemos».
Si probablemente va a ser así, mi preocupación por los nietos se transforma en angustia: ¿qué mundo heredarán de nosotros? ¿Qué decisiones se verán obligados a tomar que podrán significar para ellos la vida o la muerte?
Nos comportamos como si la Tierra fuese nuestra y de nuestra generación. Olvidamos que ella pertenece principalmente a los que van a venir, nuestros hijos y nietos. Ellos tienen derecho a poder entrar en este mundo mínimamente habitable y con las condiciones necesarias para una vida decente que no sólo les permita sobrevivir sino florecer e irradiar.
Los escenarios a los que nos hemos referido nos obligan a soluciones que cambian el cuadro global de nuestra vida en la Tierra. No sirve seguir ganando dinero con la venta del derecho a contaminar (créditos de carbono) y con la economía verde. Si el genio del capitalismo es saber adaptarse a cada circunstancia, siempre que se preserven las leyes del mercado y las oportunidades de ganancia, ahora debemos reconocer que esta estrategia no es ya posible. Precipitaría la catástrofe previsible.
Si queremos tener futuro, debemos partir de otras premisas: en vez de explotación, sinergia humanos-naturaleza, pues Tierra y humanidad forman un único todo; en lugar de competir, cooperar, base de la construcción de la sociedad con rostro humano.
Me dan alguna esperanza los teóricos de la complejidad, de la incertidumbre y del caos (Prigogine, Heisenberg, Morin) que dicen: en toda realidad funciona la siguiente dinámica: el desorden lleva a la auto-organización y a un nuevo orden, y así, a la continuidad de la vida en un nivel más alto. Porque amamos las estrellas no tenemos miedo de la oscuridad.
2009-08-28
* Fuente: Koinonia
Artículos Relacionados
Maíz transgénico y descampesinización
por Silvia Ribeiro (México)
17 años atrás 5 min lectura
Plan de Reconstrucción reafirma la propiedad privada sobre los yacimientos mineros en Chile
por Orlando Caputo (Chile)
14 años atrás 5 min lectura
¿Qué es el Sahara Occidental y por qué lo ocupan tropas marroquíes?
por
14 años atrás 6 min lectura
Chile: el organizador en el fondo de la mina
por Alejandro Tesa (SurySur)
14 años atrás 2 min lectura
Carta al almirante Edmundo González: El criminal «error» de la Armada
por Tito Tricot (Chile)
14 años atrás 4 min lectura
Ernesto Llaitul es absuelto por el Tribunal Oral en lo Penal de Los Ángeles
por Radio Universidad de Chile
1 día atrás
El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Los Ángeles absolvió este martes a Ernesto Llaitul, hijo del líder de la Coordinadora Arauco-Malleco, Héctor Llaitul, por un ataque incendiario ocurrido en septiembre de 2021 la Región del Bío Bío.
Puerto Rico y Cuba – Dos alas de un mismo pájaro
por Comité de Apoyo a Julian Assange (Estocolmo, Suecia)
1 día atrás
23 de julio de 2024 El Comité de Apoyo a Julian Assange en Estocolmo, Suecia, rindió un emotivo homenaje a este héroe del periodismo libre (sin mordazas) en el…
Ernesto Llaitul es absuelto por el Tribunal Oral en lo Penal de Los Ángeles
por Radio Universidad de Chile
1 día atrás
El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Los Ángeles absolvió este martes a Ernesto Llaitul, hijo del líder de la Coordinadora Arauco-Malleco, Héctor Llaitul, por un ataque incendiario ocurrido en septiembre de 2021 la Región del Bío Bío.
Un Informe vergonzoso e inaceptable: el de Human Rights Watch
por Pablo Jofré Leal (Chile)
2 días atrás
La teoría del empate propugnada por la organización internacional Human Rights Watch (HRW) al tratar de igualar el proceso de genocidio que lleva a cabo el régimen nacionalsionista israelí, respecto a las legítimas acciones de autodefensa y lucha por la autodeterminación de Palestina, son inaceptables.