1 – La «decadencia del poder» de los Estados Unidos y las nuevas guerras
2 – Derrotas imperiales y nuevas guerras
3 – Interdependencia económica y amenazas militares
4 – Nuevas configuraciones de poder, conflictos interimperialistas y convergencias.
cuando el Imperio creó una «aristocracia del trabajo», hoy día el imperialismo está acompañado del empobrecimiento del trabajo, disminución de los gastos sociales y la creación de una mano de obra precaria.
(2) – al retirarse del campo de operaciones, reducir su perfil militar en aras de neutralizar la oposición interna para crear el Imperio, aliviar el aislamiento político internacional y reasignar recursos militares, económicos y políticos para defender el sistema como un todo.
En resumen, las derrotas imperiales por parte de movimientos de liberación nacional cambian políticas de forma temporal en algunos casos, pero no afectan a la institución y fuerzas socioeconómicas que dan lugar a las guerras imperiales.
En los últimos años, aunque de manera m
ás intensa en 2005, Washington se ha enrolado en una fuerte campaña de demonización contra China –basada, fundamentalmente, en falsedades y distorsiones. La relativa decadencia de Estados Unidos frente al rápido crecimiento de China ha provocado dos reacciones en el primero. Por una parte, las corporaciones multinacionales estadounidenses han trasladado muchas de sus fábricas manufactureras hacia China, han incrementado sus inversiones y comercio y aspiran a controlar firmas lucrativas. Por otra, una coalición de sectores atrasados de la economía apoyada por congresistas y militaristas civiles neoconservadores han orquestado una agresiva política de proteccionismo en el país y de cerco de China en el exterior. A pesar de la cada vez mayor «interdependencia» de Estados Unidos y China –China financia el déficit comercial de Estados Unidos al comprar miles de millones de dólares de bonos del Tesoro y acumula un excedente comercial substancial con los Estados Unidos– la facción militarista firmó un pacto militar con Japón e India contra China, construye bases militares en Asia Sudoccidental, promueve ejercicios militares con su cliente, Mongolia, y recauda miles de millones de dólares de la venta de armamento a Taiwán dirigido contra ciudades chinas.
la aceptación de los intereses del estado de Israel sobre los intereses económicos estadounidenses a la hora de diseñar la estrategia imperial de Estados Unidos; la hostilidad contra los sectores tradicionales del Estado y los intentos de crear centros de poder paralelos; las medidas para reemplazar el orden constitucional por un «nuevo orden» ejecutivo centralizado con plenos poderes para arrestar, encarcelar y prohibir la oposición política a sus planes de guerra, el Estado israelí y la división de poderes.
Como resultado, los conservadores sionistas (ziocons) y los militaristas civiles tienen un doble problema: entre la sociedad civil y «su Estado»; y una lucha intrainstitucional entre los militares profesionales y la CIA, y el FBI por una parte y los ziocons, los civiles militaristas al frente del ala ejecutiva y s
us designados para estas instituciones.
La derrota de los militaristas civiles a través de una oposición masiva unida a un proceso federal que logre el enjuiciamiento de miembros claves del ejecutivo puede socavar la política militarista y lograr, como resultado, una retirada a tiempo. Por otro lado, una derrota puede llevar a los militaristas civiles a adoptar medidas desesperadas, a un 11 de Septiembre artificial para imponer la ley marcial y «unificar el país» tras una política de guerra militarista/antiterrorista.
Sin cambios estructurales relevantes, los derechos humanos consagrados en el derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas no serán nada. Debemos ser conscientes de que no hay alternativas a las guerras imperiales, que vivimos en un mundo «unipolar», que el «realismo» indica la adaptación a la conspiración militarista de Washington.
Nosotros, por nuestra parte, debemos afirmar estas verdades:
– los pueblos del Medio Oriente forjan su propio destino a partir de las cenizas de las ocupaciones coloniales;
– vivimos en un mundo multipolar cuyos polos se ubican en los centros de resistencia popular masiva;
– la supervivencia de nuestro planeta depende de un nuevo realismo basado en la libertad, la autodeterminación y el socialismo del siglo XXI, como ha dicho elocuentemente el presidente Chávez.
Artículo enviado a PiensaChile por la Red de Prensa No Alineados
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