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Las fuerzas policiales y militares represivas, son un peligro para la democracia

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En los 30 años de gobiernos democráticos (democracia tutelada), las Fuerzas Armadas y Carabineros no formaron parte o, no los incluyeron, en el proceso de modernización del Estado, ni tampoco tomaron parte en el proceso de reformas y cambios políticos democráticos. Los cambios realizados en las instituciones armadas y en la policía, tal y como lo propone hoy el gobierno de Piñera, en medio de la crisis social que estamos viviendo, fueron para modernizar el material de guerra en el Ejército y, en Carabineros, para militarizar la seguridad ciudadana, modernizar la capacidad de represión, lo que hoy le es útil a un gobierno deslegitimado, con apenas un 4% de apoyo ciudadano, para contener este estallido social y salvar a punta palos al sistema y al gobierno actual.

Por esta razón, los militares y carabineros chilenos no son, ni se sienten parte de los esfuerzos institucionales y políticos que llevan implícitos la extensión de las ideas democráticas a los diferentes ámbitos de la sociedad nacional, cuyo eje fundamental son los derechos de las personas, los derechos humanos. Un vacío democrático que ha quedado en evidencia en estos últimos 52 días, período en el cual, las FFAA y particularmente Carabineros, han actuado en sentido contrario al mandato constitucional que les habilita para resguardar el orden y la seguridad, sobrepasando todos los limites legales que permiten la aplicación de la fuerza sin violentar los derechos de las personas.

Las consecuencias de esta arremetida policial, como lo han comprobado Amnistía Internacional, Human Rigth Watch, La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y el IND de Chile, son graves. Carabineros ha violando los derechos humanos de manera generalizada y sistemática, cometiendo delitos.

El gobierno oculta estos hechos, hizo caso omiso de los informes de violaciones a los derechos humanos y continúa entregando un respaldo incondicional a los mandos superiores de Carabineros, para “cumplir con su misión“, aumentando la represión y los abusos día a día. Este manto de impunidad ha quedado de manifiesto en las declaraciones públicas de los altos mandos policiales, haciendo énfasis en la protección de sus fuerzas,  argumentado, como lo hizo el Director General de la Institución, que “a nadie voy a dar de baja, aunque me obliguen, no lo voy a hacer”.[1]

La impunidad promovida por el gobierno, la ambigüedad de parlamentarios para condenar la violencia policial, se completa con la grosera parcialidad de los medios de TV y prensa, ocultando la presencia ciudadana en las calles, distorsionando la realidad y criminalizando las masivas manifestaciones sociales. Las pantallas de televisión, los diarios y las radios, focalizan toda la atención en los saqueos y en el vandalismo que, como se ha venido comprobando en estos días, no proviene ni representa a los ciudadanos y ciudadanas que se movilizan por sus derechos.

Con toda esta mentira e hipocresía, nos reubicaron violentamente, al ciudadano y ciudadana común, en la pesadilla que vivimos hace 40 años, período en el cual la desigualdad frente al poder dictatorial omnipotente, escondía los asesinatos, el maltrato , las detenciones y las torturas en contra de cientos de compatriotas todos los días. Esta realidad en un país desigual, como es Chile hoy, se transmite a través de la mentira repetida hasta que se hace verdad, presentado como victima al victimario, haciendo aparecer a quienes están sufriendo la brutal y cobarde represión policial, como el “enemigo poderoso e implacable” que el irresponsable de Piñera identifico para criminalizar el movimiento social.

La herencia represiva está presente e intacta en las FFAA y Carabineros

Si cabía alguna duda, el actuar de las FFAA y de Carabineros en los días de rebelión social, ha dejado en evidencia la herencia pinochetista, esto significa que los mandos de Carabineros y de las FFAA han resucitado la Doctrina de la Seguridad Nacional [2] y las practicas que transformaron a los militares y a la fuerza policial, en el brazo armado del terrorismo de Estado.

Los continuos gobiernos democráticos (tutelados) que cogobernaron por 30 años el país, con la derecha, no eliminaron esta doctrina que corrompió a las FFAA y carabineros, permitiendo que se continuara reivindicando la ideología y la simbología dictatorial, manteniendo, hasta hoy, las figuras de Pinochet, Leigh y Merino, las que son homenajeadas y reciben el reconocimiento de las nuevas generaciones de oficiales “por haber salvado a la patria del comunismo”.[3]

En este contexto, guiados por mandos superiores y oficiales subalternos formados, en democracia, en esta doctrina criminal, los carabineros no han actuado para resguardar el orden publico, al contrario, son la fuerza represiva que el gobierno esta utilizando para acallar la demanda social. Pero esto no es casual ni improvisado, la militarización del conflicto mapuche con la preparación de Fuerzas Especiales de Carabineros en técnicas de guerra de contrainsurgencia[4], comenzó hace bastante tiempo atrás y tienen hoy, su máxima expresión, en la represión violenta que han ejercido sobre la población civil en las calles de todo el país.

Las Fuerzas Especiales de carabineros no fueron preparados para resguardar el orden público, sino que, para combatir a un enemigo insurgente (pueblo mapuches), que mutó,  en la mente perversa de los ideólogos del gobierno, al enemigo “poderoso, organizado y despiadado” identificado por el gobierno. En estos 52 días de movilización social Carabineros, las FFEE, han provocado y atacado a la movilización social, reproduciendo la teoría del enemigo interno, la que se focaliza en los movimientos de izquierda, en las organizaciones sociales, en los trabajadores y trabajadoras, en los sindicatos, los estudiantes, los pueblos originarios y en las organizaciones revolucionarias.

Carabineros y las unidades de Fuerzas Especiales están actuando tal cual lo indican los manuales de contrainsurgencia,  deteniendo a cientos de manifestantes y a ciudadanos y ciudadanas en las cales, de manera indiscriminada,  ya van mas de 10 mil, vejándolos y vejándolas, degradando la dignidad de las personas, torturando a hombres y mujeres, desnudando a las mujeres sometiéndolas al abuso sexual y a violaciones.

Todos sabemos que después de esto, todo es posible, el enemigo indefenso queda a merced del abuso de un oficial o un suboficial en la soledad de su detención, en una celda donde lejos de testigos o con la complicidad de los y las participantes todo es posible. De esto la humanidad sabe y mucho, las aberraciones que se cometen, en estas condiciones, van desde hacer jabones con la grasa de sus cuerpos martirizados, como lo hicieron en la  Alemania nazi o, domesticar grandes perros para que violen mujeres y hombres como tortura, como lo hicieron en Chile o, violar a  mujeres, o, introducir las lumas en la vagina o el ano, como lo están haciendo hoy.

Con todo esto, la ciudadanía esta frente a instituciones, el ejercito y carabineros, que no dan garantías en el cumplimiento de sus deberes, son instituciones en la que algunos de sus mandos principales han estado comprometidos en actos graves de corrupción, y en las cuales la doctrina de defensa y seguridad que les orienta, es en los hechos la Doctrina de Seguridad Nacional, la que fue y es un peligro constante para la democracia. Por lo que se constituye en una urgencia reformular la doctrina de defensa y de seguridad, en las FFAA y en las policías, en correspondencia con los nuevos escenarios globalizados[5] vinculándose con las necesidades y realidades de la sociedad en su conjunto, para ser un aporte a los procesos democráticos que en nuestra sociedad se necesitan construir.

En el mismo sentido se requiere reformular los planes de formación técnica y especifica de los Oficiales y Sub Oficiales de las FFAA y de la Policía, la enseñanza del arte militar debe complementarse con la enseñanza del respeto a los derechos humanos. Una materia en la cual debiera trabajar el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), lo que incluye la no prescripción de los crímenes de lesa humanidad y su rechazo a la obediencia debida.

Esta nueva visión formadora de los militares y carabineros, debe dejar en claro que las violaciones graves de los derechos civiles y políticos, los que fueron cometidos en dictadura y los que se han cometido hoy, deben ser perseguidos como delitos y por todo el tiempo que se requiera y con toda la retroactividad necesaria, para lograr el enjuiciamiento de sus autores.

Todas estas reformas y con seguridad otras, son urgentes y necesarias, por lo que deben ser incluidas en los cambios profundos que hoy la mayoría de chilenos y chilenas estamos exigiendo en el país; Asamblea Constituyente, Nueva Constitución, cambios al sistema económico, político, en la Educación, la Salud, las reformas laborales y la previsión social.

Esto es el único camino para impedir que nuevamente la impunidad se inserte en la democracia, invalidando su contenido y todos los esfuerzos que hoy estamos haciendo para terminar con  la desigualdad, el abuso y la corrupción.

 

Notas:

[1] https://radio.uchile.cl/2019/11/13/general-director-de-carabineros-a-nadie-voy-a-dar-de-baja-aunque-me-obliguen-no-lo-voy-a-hacer/

[2] https://www.caracteristicas.co/doctrina-de-seguridad-nacional/

[3] La tergiversación de la historia y de los hechos históricos facilita el que en los institutos armados se niegue que el golpe de estado se organizó y realizó bajo la inspiración doctrinaria de la Seguridad Nacional, que el asesinato del General Schneider, comandante en jefe del ejercito, se hizo con el fin de impedir que Allende asumiera el gobierno. Se niega que el objetivo del 11 de septiembre de 1973 fue detener e impedir la consolidación del gobierno democrático y Socialista de Salvador Allende, cuya política redistributiva no convenía a los intereses de la burguesía nacional y del imperialismo norteamericano.

[4] Lo que conocimos como el comando jungla

[5] Esto, además de la preparación que se requiere para enfrentar amenazas nuevas para la seguridad: terrorismo, el crimen organizado, el narcotráfico, el tráfico de personas, la migración ilegal, la corrupción, el tráfico de armas.

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