Este ya no es un mundo para los viejos
Es cruento escuchar esas voces que a diario dan ese parte de guerra, donde se habla que han fallecido ochocientos y tantas personas en veinticuatro horas, la mayoría ancianos y ancianas. Es imposible verlas como una cifra, sin esa carga de humanidad. Esta realidad reclama algunas reflexiones para justificar el retorno del debate sobre de la importancia del cuidado comunitario de los adultos mayores, porque socialmente esta situación tiene que estremecernos, tiene que sacudirnos, en definitiva tiene que cuestionarnos el modo en que vivimos y en marco de desarrollo que determina este vivir.
La Navidad de los viejos
Después de tantas Navidades uno va descubriendo que en el recorrido de la vida le van quedando dos dientes, dos pelos, dos amigos y dos mil pesos.
Con el andar de los años, no sólo vamos perdiendo los pelos y los dientes, sino que también nos vamos convirtiendo en una especie de gnomos de cuentos de hadas y un poco de “arrugas en las arrugas”.