No hay forma mejor de desviar la atención de sus súbditos que una guerra. Es un precepto que se ha usado una y otra vez desde que el mundo es mundo y casi nunca falla. ¿A quién le importan los escarceos de Trump con actrices porno o los regalos que Bibi haya recibido de millonarios (estadounidenses) cuando están en juego las vidas de nuestros jóvenes que sirven en el ejército?
Estados Unidos está aún lejos de una guerra con Irán, pero Israel no. Quizá ya estemos metidos en ella sin creerlo.