Los políticos han aprendido que la forma más eficaz de gobernar es meter miedo a los más vulnerables y al 30 por ciento de la población que vive en riesgo de pobreza, pues ese sentimiento la paraliza, la habitúa a vivir de rodillas y la convierte a los sub ciudadanos en mendigos de las migajas de los inalcanzables Derechos Humanos. Miedo a perder el trabajo; a no encontrarlo jamás; a ser movilizado; a decir lo que piensas…