La colusión real respecto del sistema electoral binominal la hemos visto confirmada en la reciente elección. En primer lugar, porque se han reiterado los simulacros de su transformación –siempre frustrados- que se realizan previamente a las elecciones parlamentarias. Además, que la proyectada transformación actual significaría establecer un sistema binominal “corregido” que no eliminaría su esencia distorsionadora de la voluntad popular.