Financiados hasta el cuello por Silicon Valley, poco importaba que estos grupos simpatizaran con el Partido Demócrata o con la red de grupos de presión del Koch republicano. Todos defendían pequeñas variaciones sobre la vieja estrategia retórica empresarial para poner a la gente en contra de la regulación estatal de los poderosos intereses corporativos, invocando al espectro del autoritarismo del Gran Hermano.