Chile se ha visto conmocionado por el conocimiento de un crudo plan de corrupción de instituciones públicas manifestado por quien hasta ahora era quizá  el abogado más poderoso y prestigioso en la elite chilena: Luis Hermosilla. Quien además –como muchos miembros de la antigua izquierda chilena- experimentó con el tiempo cambios ideológicos radicales hacia posturas neoliberales.