Desde la perspectiva internacional, no existe ninguna obligación de expresarse sobre los resultados de un ejercicio electoral por parte de los Estados. Se trata de un asunto interno a un Estado que, en apariencia, no tiene mayor relevancia. No obstante, algunos asuntos internos dan pié para algún tipo de reacciones. El silencio ante resultados electorales puede también expresar una muy seria reserva ante las características del proceso electoral.