La imperial embajadora de Marruecos en Perú y sus maniobras intervencionistas
[…] se introdujo en la sociedad limeña para hacer amistades y lograr cierta influencia en ese círculo, además del político y gubernamental, con el fin no solo de promocionar su país –que no ha invertido un solo dólar en el Perú-, sino boicotear cualquier acercamiento de los diplomáticos saharauis para que nuestro país restablezca sus relaciones diplomáticas con la República Saharaui, suspendidas por el tristemente célebre asesor Vladimiro Montesinos en 1996.