Hace unos meses el acuerdo Occidente-Irán parecía inalcanzable. Antes de la primavera árabe era imposible. Pero después del acuerdo que evitó una invasión a Siria, forzado por Rusia, todo parece posible en Medio Oriente y, tal vez, en otras partes del mundo. El entramado de alianzas que durante medio siglo mantuvo cierta estabilidad en la región se ha desvanecido. Los tres aliados tradicionales de Estados Unidos, Israel, Arabia Saudí y Egipto, van perfilando caminos divergentes respecto a la superpotencia, mientras Rusia ensaya su retorno y China aumenta su protagonismo en una región clave.