Este encierro prolongado en solitario,  yo voy a cumplir 90 días, es un desafío físico, psicológico y moral para cualquiera. Las personas están agotadas, incluso las que pueden comer todos los días y pagar sus cuenta.  Las otras están desesperadas y todos estamos nerviosos y enrabiados, porque sentimos que no hemos hecho nada para merecer esto.  Y ahí empiezan las elucubraciones sobre conspiraciones y malvados culpables, y comienzan las rebeliones que culminan en acciones no recomendables y que terminan recayendo sobre otros.