Brasil: Victoria pírrica y después
Nada podría ser más necesario para garantizar la gobernabilidad de este nuevo turno del PT que el vigoroso surgimiento de lo que Álvaro García Linera denominara como “la potencia plebeya”, aletargada por décadas sin que el petismo se atreviera a despertarla. Sin ese macizo protagonismo de las masas en el estado éste quedará prisionero de los poderes fácticos tradicionales que han venido rigiendo los destinos de Brasil desde tiempos inmemoriales. Y su consecuencia sería desastrosa no sólo para ese país sino para toda Nuestra América porque tanto Aécio como el bloque social y político que él representa no bajarán los brazos y no cejarán en sus empeños para “desacoplar” a Brasil de América Latina.
Ganó Dilma: Respiramos más tranquilos, pero…
No hay ya una fuerte izquierda en el PT, partido que pagó el precio de la burocratización y la cooptación de los dirigentes sociales para la gestión gubernamental. Es más, los movimientos sociales, que llevaron a Lula y a Dilma al poder, perdieron la calle ante la ofensiva social de una derecha fortalecida principalmente por el apoyo del gran capital extranjero y los medios comerciales de comunicación endógenos y extranjeros. Pero hay algo más grave y es el vacío de ideas y propuestas para salir de la crisis capitalista por la izquierda.
Brasil: ¡Derrotar a la derecha no admite vacilación!
Concluimos la primera vuelta de las elecciones generales con un Congreso Nacional más conservador. La onda reaccionaria fortaleció a las bancadas ligadas a grupos evangélicos fundamentalistas, a los líderes contarios a la ampliación de los derechos y a la llamada «bancada da bala», defensora de la intensificación de medidas represivas. Pero principalmente fortaleció a las bancadas patronales vinculadas a los grandes grupos empresariales.