La tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes no son nuevos en Chile, ni siquiera en la historia local y reciente, ni dentro del Plan de Intervención que el Estado ha ejecutado en la población Legua Emergencia. Aunque Chile haya avanzado hacia su tipificación como delito, de la mano de la ley 20.968, la tortura forma parte de la cotidianidad de los marginados y permanece invisibilizada. Convocamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a indignarse, a centrar la mirada en los crímenes que bajo el rótulo de seguridad se viven cotidianamente en las poblaciones intervenidas.