Los sucesos de Panamá poco tienen que ver con el respeto al pensamiento distinto. Son hechos que, a pesar de que se diga lo contrario, se considerarían completamente normales en otros contextos. […] Ningún estadounidense diría que ser simpatizante de Bin Laden es una cuestión de conciencia que cabe en el respeto al pensamiento ajeno. Ningún judío consideraría que un neo-nazi merece respeto por su forma de ver y actuar. Y esto nos parecería natural. […] Entonces, ¿por qué los cubanos deberían sentarse en una mesa con los gorilas? ¿Por qué lo que sería un comportamiento natural en cualquier otra parte del mundo se convierte en un gesto de intolerancia si lo hacen los cubanos?