Los socios Jorge Mossack y Ramón Fonseca Mora fueron puestos en libertad mediante una fianza de medio millón de dólares cada uno. Desde mediados de la década de 1980, cuando unieron sus firmas forenses, se dedicaban a mover dineros de origen conocido y también de origen turbio. Entendieron bien el oficio y siguieron haciendo buenos negocios – lícitos – con dineros de gobernantes, empresarios y otros que deseaban encontrarle buen paradero a sus fortunas.