A la ilegitimidad de origen de las instituciones del Estado de Chile -que son el fruto de una Constitución Política que impuso la dictadura-, se añade su corrupción generalizada. Las Fuerzas Armadas y Carabineros, soportes armados del Estado, encabezan el listado de instituciones corruptas. Pero la fila es larga y abarca a organismos de gobierno, al Parlamento, los tribunales, las municipalidades, etc.