Sin cortes: así fue el durísimo round en vivo de Mirna Schindler y Obispo González por tema aborto
-MS: No, yo estoy tratando de explicarle lo que sentimos las mujeres que hemos vivido situaciones traumáticas.
-MS: No, yo estoy tratando de explicarle lo que sentimos las mujeres que hemos vivido situaciones traumáticas.
-OG: No, no, no… lo que siente usted.
-MS: ¡Pero por supuesto, porque soy mujer y usted es hombre y usted nunca va a entender lo que siente una mujer! ¡Nunca! Y ningún hombre va a saber ponerse en el lugar de una mujer porque el hombre no vive el embarazo.
-OG: Entonces cortemos la entrevista, hasta luego.
-MS: No… lo que yo estoy tratando
-OG: No, no. Hasta luego.
-MS: Estoy tratando de ponerle en perspectiva lo que estamos discutiendo.
-OG: No, no, no. Lo que pasa es que usted está mostrando su posición.
-MS: Pero por supuesto, monseñor, si soy mujer y tengo una posición.
-MS: No, yo estoy tratando de explicarle lo que sentimos las mujeres que hemos vivido situaciones traumáticas.
-OG: No, no, no… lo que siente usted.
-MS: ¡Pero por supuesto, porque soy mujer y usted es hombre y usted nunca va a entender lo que siente una mujer! ¡Nunca! Y ningún hombre va a saber ponerse en el lugar de una mujer porque el hombre no vive el embarazo.
«Yo Obispo»: la verdad de la derecha chilena
Lo que reclama para sí el Obispo es el derecho divino, amagado por el nuevo estatuto de la mujer, por la modernidad y por la libertad obligatoria de trabajar. El obispo usa el disgusto del aborto como vehículo para actualizar la obediencia de la mujer al padre y al marido. No es relevante para el Obispo que 70% de los hogares chilenos no tenga marido. No es relevante que las mujeres sean las que llevan todo el peso del hogar. En el mensaje que nos entrega el señor Obispo González los deberes de obediencia se extienden a todos los aspectos de la vida, incluida la sexualidad de la mujer. Ellas deben someterse a la procreación sin esperar satisfacción otra que la de cumplir con el mandato de obedecer y reproducirse.