Macri no es un político sino un empresario y, como tal, confunde sus negocios con los del país. Para él no ha habido una corrida cambiaria sino una turbulencia, que se superó al bajar la paridad dólar-peso argentino, de $25,5 a $24,5, (como el infortunado Capitán de la nave, nunca se dio cuenta de la magnitud de la tragedia que se avecinaba). Si el “barco” de hunde, Macri y sus amigos se salvarán, de todas maneras, porque “tienen of shores” y pueden emigrar a cualquier país, incluidos sus capitales.