El sábado 21 de diciembre de 1907 se hermana con el martes 11 de septiembre de 1973; en Iquique, los ingleses bebían champagne celebrando la masacre de los obreros; lo mismo la burguesía el 11 de septiembre de 1973; los muertos hablan por sí solos, nos penan como decían los iquiqueños: sus huesos, calcinados por el sol de la pampa siguen clamando, después de un siglo, y señalando a sus asesinos.