«El miedo al cambio es muy pero muy dañiño porque mata la esperanza» afirma Eduardo Galeano. «Este miedo al cambio (…) es uno de los más poderosos en esta suerte de maquinaria criminal del crimen y opera contra la voluntad democrática del cambio».  Se trata de una herencia colonial que nos intenta convencer de que la realidad es intocable: el miedo al cambio. «La intención es buena, pero no se puede. Hay que ser realista» afirma esta suerte de ideología de la impotencia nacida del miedo, sostiene el escritor uruguayo.