Manuel Azaña, Presidente de la República Española, un gran amigo de Francia, renunció a su cargo el mismo día en que el gobierno francés de la época decidió reconocer “gobierno de Franco”. Manuel Azaña murió en Montauban el 3 de noviembre de 1940, en la sede y bajo la protección de la Legación de México, porque corría el peligro de ser entregado al régimen franquista, como lo había sido el presidente Lluis Companys.