La matanza obrera de Coruña en la dramaturgia iquiqueña
En los inicios del mes de junio de 1925, precisamente, en las postrimerías del primer gobierno de Arturo Alessandri Palma (1920-1925), se declara una huelga en la Oficina Salitrera Coruña, en el marco de una gran efervescencia económica y política existente en esos días en los sindicatos del salitre. Situados en aquel contexto, los agentes del imperialismo británico estaban muy inquietos por el fortalecimiento que había alcanzado el movimiento obrero en Chile hacia 1925 y, lisa llanamente, intervinieron en los acontecimientos, a través de presiones directas al gobierno central.
Rebeliones populares. ¿Y después?
Es imprescindible contar con una dirección para la lucha, llámese partido, vanguardia, organización o como sea. Eso no constituye, como algunos malintencionadamente opinan, un grupo de “iluminados”. Son, simplemente, una guía para la acción. Pero, ¿qué es en definitiva sino eso un partido revolucionario? Sucede que hoy, luego de los terribles golpes que la derecha infringió al campo popular en estas últimas décadas, no hay partidos de izquierda sólidamente constituidos que estén a la altura de estas puebladas. Lo que siguió a todas estas rebeliones espontáneas lo deja ver. ¿Habrá que constituirlos entonces?
Los ácratas chilenos a comienzos del siglo XX
La utopía tiene varias acepciones en la historia: para Ernst Bloch el marxismo es la realización de la utopía completa, la conquista por parte del hombre de los horizontes de esperanza, la liberación de todas las enajenaciones capitalistas y la construcción de nuevos mundos justos y libres.
La acracia se niega a ser calificada como una utopía, pero en la realidad lo fue: quiso terminar con el Estado, la propiedad privada, la religión – como enajenación- en base a una huelga revolucionaria: ni dios, ni amo.