Jóvenes con cruces dibujadas en sus ropas ayudan a los manifestantes de las protestas en Santiago a recuperarse del gas lacrimógeno y las heridas que surgen en los enfrentamientos con la policía de Chile. Son los ‘pequeños – grandes’ héroes anónimos de este levantamiento popular. El año 90, cuando la Concertación llegó al gobierno, se olvidó de esos miles de héroes jóvenes, muchos de ellos niños, anónimos, que habían luchado contra la dictadura arriesgando sus vidas. Hoy la historia se repite. Debemos hacer todo lo que sea necesario, para que la suerte de estos jóvenes no se repita mañana y las universidades e institutos técnicos se abran para ellos, sin costo alguno, para que el país tenga los profesionales que necesita, ganando sueldos decentes y viviendo una vida digna. Ni perdón ni olvido.