Con o sin filosofía, hoy la ciudadanía uruguaya decide su futuro entre dos opciones: la continuidad de un proyecto neodesarrollista basado en derechos y la motosierra que popularizó el padre del actual candidato “antipopulista”. No sólo lo decide con conceptos, sino también con codos militantes masivos que pegados unos a otros ponen el gran cuerpo colectivo en las calles. Es que ganando la calle, se hunde Lacalle.