Para poder explicarnos la lógica de la violencia del Estado en nuestra historia reciente (en Dictadura, en el Estallido Social, etc.), es necesario escarbar en ese “otro pasado que ya pasó” y preguntarnos por las continuidades que vemos y experimentamos hoy en día. Cada acontecimiento histórico es singular, por ello no podemos jugar a predecir lo que va a pasar a futuro mediante el estudio del pasado ni pretender que los procesos se repiten, pero la Historia sí nos permite identificar similitudes y constantes, es allí justamente donde la memoria juega un rol fundamental: es mediante el sentido que cada ciudadano/a le otorga al pasado que podemos conjugar nuestras experiencias pasadas, proyectándolas en las expectativas que guardamos a futuro como sociedad.