Algo oscuro ocurre en las arquidiócesis de Paraná, en la provincia argentina de Entre Ríos. La cantidad de denuncias contra curas pedófilos no está en relación con el tamaño de la jurisdicción, integrada por unas 500.000 personas desperdigadas en zonas urbanas pequeñas y grandes extensiones rurales. Tres sacerdotes ya enfrentaron a la justicia, el último de ellos el pasado lunes, cuando un tribunal ordenó encerrar durante 25 años a Justo José Ilarraz, culpable del abuso de siete seminaristas menores de edad que estaban a su cuidado.