La agencia financiera estadounidense Bloomberg señaló que “en los pasillos de Brasilia se habla de renuncia o incluso de juicio político, un proceso que derrocó a Dilma Rousseff hace apenas tres años, pero esto no es una señal de conspiración activa, sino más bien de frustración con un presidente que no quiere o no puede participar en política.”
Bolsonaro se ha convertido en una carga para la derecha tradicional, que si bien tiene el mismo proyecto económico, difiere en la acción política. Cree posible dar curso a la agenda privatizante de desmonte, entrega y desnacionalización del Estado y de las riquezas nacionales actuando de forma más civilizada en la mies institucional.