El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, se produce en medio de una crisis social y de inseguridad. El magnicidio se suma a una serie de asesinatos cometidos por bandas no identificadas.
Según un informe del Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (Cardh), más de 150 personas fueron asesinadas y otras 200 secuestradas entre el 1 y el 30 de junio en la zona metropolitana de Puerto Príncipe.