Crónica: La violencia machista y el asesinato de los sentidos
Un catastro que causa escalofríos, pero que obliga a la sociedad a cuestionarse qué está pasando, qué está fallando y cómo se puede detener. Una sociedad que parece haber perdido la capacidad de solidarizar con el dolor ajeno. Pareciera que para poder sentirnos en la piel de otra tenemos que imaginarnos que se trata de nuestra madre, nuestra hija o nuestra hermana. No basta con saber que a una desconocida le sucedió.