Dicen que ella pensó que la dejarían partir unos pocos días después, y vio en esa retención la oportunidad publicitaria de su vida electoral. Todo se le vino abajo cuando le anunciaron que sería parte del grupo de personas secuestradas para ser canjeadas por guerrilleros que estaban enfermos en las cárceles. Entonces volvió a gritar, patalear, insultar y hasta amenazó con hacer caer todo el poder militar de Francia sobre sus cabezas.