Con la propaganda multimillonaria y superficial que invade ciudades y pueblos se ha reiterado, una vez más, la intención de los partidos políticos de permanecer sumergidos durante estas contiendas, conscientes de su alto y bien ganado descrédito, como de su empeño en conquistar el voto más irreflexivo de la población. Esto es, el apoyo de quienes solo aspiran, como en el juego, a sentirse ganadores, cualquiera sea el candidato o candidata que les ofrezca tal posibilidad. “Votar a ganador”, aunque después nuevamente deban constatar cómo las promesas electorales se hacen agua.