La captura de Santrich por parte de la Fiscalía de Colombia, por orden de la justicia de los EEUU para extraditarlo, ha roto definitivamente la “unidad” aparente que hasta ahora había mostrado la FARC, poniendo al descubierto las profundas discrepancias que venían gestándose desde hace algún tiempo. La «guerrillerada», aquellos que no tienen nada que perder más que sus cadenas, no están dispuestos a ser sacrificados como conejos. Cada día son asesinados miembros de la guerrilla que han depuesto las armas, dirigentes sociales y defensores de los derechos humanos.