Marruecos es el único país del mundo cuyas fronteras están valladas por los cuatro costados. Al oeste el atlántico; al norte tiene las vallas y concertinas de Ceuta y Melilla; al este las vallas y las zanjas en la frontera con Argelia; y al sur, un muro militar infestado de minas, vallas y zanjas, con dos ejércitos, uno a cada lado y, de por medio, una adormilada misión de la ONU. Y aún así, el hachís consigue salir del país. Son las palancas del hachís, las palancas de Marruecos.