«En las calles de Krefeld se cruzan víctimas y victimarios de Colonia Dignidad. Esa relación involuntaria de Krefeld con un crimen, que permanece sin cerrarse totalmente, es un motivo claro para tomar posición. Alemania no se puede convertir en un escondrijo para personas que estuvieron involucradas con la represión de dictaduras militares en otros países y Krefeld no puede mirar esto sin decir ni una palabra”, decía el investigador Dieter Maier hace unos años, cuando se realizó la primera «funa” contra Hopp, como se llaman en Chile las demostraciones de protesta frente al domicilio de un presunto violador de los derechos humanos.