Mientras los de abajo soñaban…
La ingenuidad de la izquierda en América latina, salvo poquísimas excepciones, no hizo lo que están haciendo las fuerzas conservadoras: estimulando y aprovechándose del brazo judicial como antes lo hacían del ejército, para acusar y promover procesos y juicios a los presidentes progresistas como Rousseff, Lula, Correa, Cristina Fernández, como si todos necesariamente fuesen corruptos por su ideología, como si no existieran corruptos del otro lado, como si los poderosos hombres de negocios, aquella micro minoría que posee la mayor parte de los beneficios de cualquier economía de esas todavía repúblicas bananeras, fuesen miembros de las carmelitas descalzas.
Ecuador: Ley Orgánica de Comunicación en el banquillo de los acusados
Grupos conservadores ecuatorianos están alentando la derogatoria de esta Ley, con el argumento que estaría atentando contra la libertad de expresión. La Ley Orgánica de Comunicación del Ecuador (LOC) es un instrumento que merece ser protegido y perfeccionado, porque legitima la expresión de las ciudadanías, pone en el banquillo a los poderes oligopólicos y su tendencia a un discurso único sin responsabilidad social y sigue la senda de la democratización de la comunicación.
Brasil: Victoria pírrica y después
Nada podría ser más necesario para garantizar la gobernabilidad de este nuevo turno del PT que el vigoroso surgimiento de lo que Álvaro García Linera denominara como “la potencia plebeya”, aletargada por décadas sin que el petismo se atreviera a despertarla. Sin ese macizo protagonismo de las masas en el estado éste quedará prisionero de los poderes fácticos tradicionales que han venido rigiendo los destinos de Brasil desde tiempos inmemoriales. Y su consecuencia sería desastrosa no sólo para ese país sino para toda Nuestra América porque tanto Aécio como el bloque social y político que él representa no bajarán los brazos y no cejarán en sus empeños para “desacoplar” a Brasil de América Latina.
Ganó Dilma: Respiramos más tranquilos, pero…
No hay ya una fuerte izquierda en el PT, partido que pagó el precio de la burocratización y la cooptación de los dirigentes sociales para la gestión gubernamental. Es más, los movimientos sociales, que llevaron a Lula y a Dilma al poder, perdieron la calle ante la ofensiva social de una derecha fortalecida principalmente por el apoyo del gran capital extranjero y los medios comerciales de comunicación endógenos y extranjeros. Pero hay algo más grave y es el vacío de ideas y propuestas para salir de la crisis capitalista por la izquierda.
No hay restauración conservadora en América Latina
Lo intentan pero no. Lo pretenden los medios conservadores; lo ensayan los poderes económicos; lo ansía la vieja derecha pero con un nuevo relato; lo ambicionan desde el Norte para seguir teledirigiendo al Sur. Pero no. No saben cómo ganar las elecciones fundamentalmente porque comenten un grandísimo error: creen que hablan a otro pueblo, a un pueblo irreal que no habita cotidianamente en esos países en los que se han producido transformaciones sociales y económicas en tiempo record.