Estampo la bienvenida en la mano del indocumentado que huye de los mundos devastados.
Con el creyón que tachó el analfabetismo rubrico la salud, la vivienda, las prestaciones laborales, la educación gratuita en todos sus niveles y para todos.
Firmo con la sangre de los que fuimos, el latido de los que somos, la semilla de los que seremos, para ahogar con el amor toda amenaza contra esta patria en la que vivimos y viviremos en la inagotable perpetuidad de la alegría.