Diariamente recibimos millones de mensajes, directos y subliminales, de “jubilosas deidades” que no dejan de susurrarnos: Si quieres participar en nuestra orgía, hazte rico. ¡Cuidado con conformarte con lo poco que tienes! ¿Merece la pena sobrevivir honradamente en el infierno o, lo que es lo mismo, en la indigencia o precariedad?