A los 43 estudiantes secuestrados por policías y narcotraficantes en Guerrero «los mataron», y a algunos «los quemaron vivos», dijo con base en testimonios de testigos el sacerdote Alejandro Solalinde, Premio Nacional de Derechos Humanos de México 2012, en entrevista con la agencia Nóvosti. «Estaban heridos, y así como estaban heridos, los quemaron vivos, les pusieron diésel. Eso se va a saber, dicen que hasta les pusieron madera, algunos de ellos estaban vivos, otros muertos»