A corto andar, como no recibían las respuestas que ellos requerían, en medio de insultos, me hacen desnudar, y me cuelgan por los pies desde el techo, con sogas y cadenas. Y ahí empieza lo peor: la vejación y el terror total. Me colocan electrodos en las 4 extremidades, el ano, la vagina, los pezones y las sienes. Y recomienza la tortura, con mayor intensidad, implacable.